La ingesta insuficiente de vitamina B9, o ácido fólico, en mujeres embarazadas constituye un riesgo importante para la salud del feto. Ante esta constatación, la Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria, Ambiental y de Salud Ocupacional (ANSES) propone una estrategia en este ámbito: enriquecer las harinas blancas e integrales con ácido fólico.
Recomendación ANSES: harina, ¿una aliada contra las malformaciones en los recién nacidos?
La ANSES ha publicado un dictamen que bien podría revolucionar la prevención de las malformaciones congénitas en Francia. La agencia recomienda enriquecer sistemáticamente las harinas, ya sean blancas o integrales, con vitamina B9. Este compuesto, también llamado ácido fólico, juega un papel central en el desarrollo del tubo neural del feto.
Los defectos del tubo neural (DTN) se encuentran entre los defectos congénitos más graves y afectan el cerebro y la médula espinal. Las mujeres embarazadas con deficiencia de vitamina B9 tienen un mayor riesgo de ver a su hijo afectado por estas malformaciones. Las harinas enriquecedoras podrían así compensar estas carencias de forma sencilla y eficaz, sin cambiar los hábitos alimentarios.
No se trata de una novedad mundial: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 80 países ya han adoptado esta medida, incluyendo la vitamina B9 en alimentos de consumo habitual como la harina, el pan o incluso los productos a base de cereales. Los resultados son convincentes: en estos países se ha observado una reducción significativa de los casos de malformaciones congénitas.
B9: ¿por qué enriquecer específicamente la harina?
Se eligió la harina de trigo como vector principal para el enriquecimiento de vitamina B9 por dos razones principales. Por un lado, es un ingrediente de consumo universal: panes, bollería, galletas… estos productos a base de harina aparecen en la mayoría de dietas.
Por otra parte, la harina sigue siendo un producto bastante accesible desde el punto de vista económico. Su coste garantiza que esta medida de salud pública pueda beneficiar al mayor número de personas, sin crear desigualdades. Vincent Bitane, coordinador científico de la experiencia de la ANSES, destaca que este enriquecimiento “ofrece una solución sencilla y eficaz para reducir los riesgos a gran escala”.
A pesar de esta recomendación, es importante recordar que el folato existe de forma natural en determinados alimentos: las verduras (espinacas, brócoli), los cítricos, los huevos e incluso los quesos son ricos en él. Sin embargo, su consumo por sí solo no siempre es suficiente para alcanzar la ingesta diaria, de ahí el interés de esta medida.
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