¿Qué es una alergia?
Para que se produzca una reacción alérgica es necesario haber estado expuesto previamente a un alérgeno. El sistema inmunológico de las personas alérgicas reacciona a la sustancia pensando erróneamente que es perjudicial para el organismo. El interesado no se da cuenta de nada durante esta primera exposición. Pero la próxima vez, los anticuerpos producidos atacan al alérgeno, lo que provoca una reacción alérgica al liberar una sustancia llamada “histamina”. A esto le sigue, según el caso, erupciones cutáneas, problemas digestivos, hinchazón de la boca, entre otros. El tratamiento por parte de un alergólogo le permite comprobar las sustancias que provocan la alergia y ver qué anticuerpos están presentes en la sangre. La desensibilización es posible para ciertos alérgenos. Generalmente se lleva a cabo durante varios años.
A principios de octubre, la muerte de Michel Blanc –el eterno Jean-Claude Dusse de Bronceado – debido al shock anafiláctico (o anafilaxia) inducido por fármacos, esta reacción alérgica grave y a veces letal ha vuelto a estar en primer plano. “Al exponerse a un alérgeno, la persona alérgica puede tener diferentes reacciones, más o menos graves. Entre los síntomas comunes se encuentran urticaria, prurito, angioedema (hinchazón de las membranas mucosas o debajo de la piel, nota del editor) y diversos trastornos digestivos. Cuando a esto se le suma el daño respiratorio o circulatorio, hablamos de anafilaxia”, explica el Dr. Yannick Muller, alergólogo y jefe de la Unidad de Alergia y Terapia Celular del Hospital Universitario de Vaud (CHUV). Es decir, la persona afectada tiene dificultad para respirar y puede perder el conocimiento. Esto sucede muy rápidamente después del contacto con el alérgeno. “Hay tres categorías de sustancias que pueden causar shock anafiláctico: medicamentos, alimentos y venenos de himenópteros, es decir, abejas, avispas y abejorros. Ciertos anticuerpos alérgicos, si están presentes en la sangre, aumentan la probabilidad de sufrir dicha complicación, de ahí la importancia de realizar un diagnóstico a nivel molecular mediante un análisis de sangre (leer enmarcado, nota del editor)”, añade el experto.
Alcohol y deporte
La cantidad de alérgeno ingerido aumenta la gravedad de la reacción, pero no es el único factor. “Las infecciones, el alcohol, el deporte, los antiinflamatorios no esteroides y, posiblemente, también el estrés emocional influyen en la sensibilidad de las células alérgicas y pueden agravar la situación”, continúa el Dr. Müller.
Si los adultos tienen más probabilidades de sufrir anafilaxia tras una picadura de abeja o de avispa (tres o cuatro muertes cada año en Suiza), los niños corren mayor riesgo al ingerir alimentos. “Entre el 5 y el 8% de los jóvenes son alérgicos a algún alimento y entre un tercio y una cuarta parte de ellos sufrirán un shock anafiláctico. Entre los alimentos que se sabe que provocan con más frecuencia este tipo de reacciones en los niños se encuentran los cacahuetes y las nueces”, explica el profesor Philippe Eigenmann, médico responsable de la Unidad de Alergología Pediátrica de los Hospitales Universitarios de Ginebra (HUG).
Llama al 144 y kit de seguridad.
Evidentemente, para prevenir tal complicación, se debe evitar exponerse al alérgeno. Pero a veces es más fácil decirlo que hacerlo, tanto en el caso de las picaduras de insectos como de los alimentos. “Puede haber alergias cruzadas: dos fuentes muy diferentes contienen alérgenos similares. Por ejemplo, los guisantes y los cacahuetes forman parte de la misma familia y, por tanto, es posible reaccionar ante uno u otro”, continúa el especialista.
Cualquiera que sea la alergia, si es grave, es imprescindible que el interesado tenga a mano un botiquín de seguridad que contenga antihistamínicos y una inyección de adrenalina. “En caso de shock anafiláctico, hay que tumbar a la persona, levantarle las piernas y administrarle adrenalina sin demora”, concluye el doctor Muller. Y, en todos los casos, llamar sin demora al 144 porque un episodio así puede ser letal.
Entrenamiento para reaccionar mejor
El Centro Suizo de Alergia ¡ajá! Ofrece formación sobre anafilaxia. “Tenemos un módulo para familias con niños de 8 a 12 años, otro para adultos y adolescentes y también organizamos talleres para profesionales que supervisan a niños. El objetivo es informar a la persona alérgica y a su entorno para poder gestionar lo mejor posible su vida diaria y actuar correctamente en caso de emergencia. Los padres suelen tener muchas preguntas sobre las alergias que afectan a sus hijos y también muchos miedos. Durante las clases hay una psicóloga presente”, explica Marie-Hélène Corajod, asesora especializada del Centro Suizo de Alergias ¡ajá!
Reconocer los síntomas del shock anafiláctico, saber utilizar el botiquín de emergencia y saber interpretar correctamente las etiquetas de los alimentos son parte de los consejos que se dan durante esta formación, pero no solo eso. Marie-Hélène Corajod recuerda una precaución sencilla pero esencial: “Es importante comprobar la lista de ingredientes cada vez que se compra un producto, incluso si se trata de algo que se consume habitualmente, porque los fabricantes pueden cambiar la composición sin avisar a los consumidores”.
Recordemos que en Suiza es obligatorio indicar en las etiquetas catorce alérgenos, entre ellos los frutos secos, el gluten y el apio.
Los participantes en la capacitación también deben manejar un autoinyector de adrenalina. “Es importante mostrarles cómo funciona. Inyectamos a través de una caja de cartón, lo que les permite ver que es posible administrar la sustancia incluso con unos vaqueros”, recuerda Marie-Hélène Corajod. Un simple gesto que puede salvar una vida…
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Publicado en Le Matin Dimanche el 12/08/2024
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