Patrice DARMON, Marsella
La presión arterial alta (hipertensión) es extremadamente común en personas que viven con diabetes tipo 2 (DT2) y contribuye en gran medida al mayor riesgo cardiovascular en estos pacientes. Aunque se ha demostrado durante mucho tiempo que reducir la presión arterial (PA) mejora el pronóstico cardiovascular, los objetivos óptimos de PA a alcanzar en pacientes con diabetes tipo 2 siguen siendo debatidos. Recordamos en particular los resultados del estudio ACCORD que no lograron demostrar la superioridad de un objetivo de PA sistólica (PAS) de 5,5 mmol/l (2,8% frente a 2,0%). La mayoría de las recomendaciones internacionales actuales coinciden en establecer un objetivo de PAS entre 120 y 130 mmHg, bajo el pretexto de una buena tolerancia, en pacientes que viven con diabetes tipo 2. Quince años después de los resultados negativos de ACCORD (probablemente relacionados con una falta de potencia), las conclusiones del estudio BPROAD podrían llevar a proponer ahora un objetivo de PAS inferior a 120 mmHg, con una mayor vigilancia sobre los efectos secundarios de los tratamientos, sujeto a ser extrapolable a poblaciones no chinas. Sin embargo, es necesario destacar el bajo uso de inhibidores de SGLT2 y agonistas del receptor de GLP-1 en BPROAD (10,4% y 4,4%, respectivamente): el uso cada vez más extendido en pacientes que viven con diabetes tipo 2 de estas moléculas con propiedades cardioprotectoras también podría modificar la conclusiones de este tipo de estudios y cambiar la situación.
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