¿Qué pasaría si las células cancerosas se convirtieran en sus propios enemigos? Un equipo de Stanford parece haber encontrado la manera de lograr este objetivo.
En nuestro cuerpo, miles de millones de células se destruyen diariamente mediante un proceso llamado apoptosis. Este mecanismo biológico elimina células innecesarias o dañadas para mantener el equilibrio. Sin embargo, las células cancerosas escapan a esta regla y proliferan sin cesar.
Los investigadores de Stanford han diseñado una molécula innovadora capaz de cambiar las reglas del juego. Utilizando un “pegamento molecular”, unieron dos proteínas, BCL6 y CDK9, que normalmente actúan de forma independiente. Este dúo inesperado fuerza células cancerosas para activar sus propios genes destructivos.
BCL6, una proteína frecuentemente implicada en los linfomas, generalmente desactiva los genes de apoptosis, dando a las células enfermas una especie de inmortalidad. Pero, una vez unida a CDK9, esta misma proteína se convierte en el instrumento de su pérdida, al reactivar estos genes y desencadenar la muerte celular.
La idea original surgió de la mente de Gerald Crabtree, un biólogo del desarrollo. Fascinado por la apoptosis y su papel clave en la supervivencia celular, imaginó un enfoque inverso: transformar una dependencia vital de las células cancerosas en una señal mortal.
Los resultados de laboratorio son prometedores. La molécula ha demostrado una eficacia formidable contra el linfoma difuso de células B grandes (cáncer de la sangre), sin afectar a las células sanas. Las pruebas realizadas en 859 líneas celulares cancerosas diversas revelaron una especificidad excepcional: sólo se destruyeron células de linfoma.
Mejor aún, los experimentos con ratones sanos han demostrado la ausencia de efectos secundarios notables. Más precisamente, acaban de descubrir que la molécula también era capaz de matar una categoría específica de células B animales sanas (un tipo de célula inmunitaria), sin mayor impacto. Así, a diferencia de los tratamientos tradicionales como la quimioterapia, este método preserva las células no cancerosas y elimina eficazmente las células enfermas.
Los investigadores esperan que este enfoque evite la resistencia, el flagelo de las terapias dirigidas tradicionales. Al activar simultáneamente múltiples señales de apoptosis, el cáncer podría verse abrumado antes de adaptarse.
Los próximos pasos incluyen realizar pruebas en ratones con linfoma y desarrollar moléculas similares para otros oncogenes. Si estos esfuerzos dan frutos, este “pegamento molecular” podría convertirse en un arma revolucionaria en la lucha contra el cáncer.
¿Qué es la apoptosis?
La apoptosis es un proceso biológico fundamental mediante el cual las células de nuestro cuerpo se destruyen a sí mismas de forma programada. A diferencia de la necrosis, que es la muerte celular accidental a menudo relacionada con inflamaciónla apoptosis es un mecanismo controlado, limpio y silencioso. Este fenómeno es esencial para el equilibrio del cuerpo humano. Cada día se eliminan alrededor de 60 mil millones de células, especialmente en tejidos que se renuevan rápidamente, como la sangre ointestino. Esta renovación permite preservar la salud órganos y eliminar células defectuosas.
En los cánceres, este proceso a menudo falla. Las células cancerosas logran desactivar las señales de apoptosis, lo que les permite sobrevivir indefinidamente. Por tanto, comprender y reactivar este mecanismo representa un avance importante para las terapias contra el cáncer.
La apoptosis también desempeña un papel importante en el desarrollo embrionario y la inmunidad, por ejemplo eliminando células potencialmente autoinmunes antes de que se vuelvan dañinas.
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