AAtentados terroristas, ataques terroristas, desastres naturales, la lista de terribles acontecimientos a los que nos enfrentamos sigue creciendo. Los desastres pueden amenazar vidas, causar pérdidas económicas y, por supuesto, dañar la salud física y mental. La condición psiquiátrica más común que experimentan los sobrevivientes de desastres es el trastorno de estrés postraumático (TEPT). Se define como una reacción aguda ante un factor estresante, cuya duración e intensidad pueden variar de un sujeto a otro.
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El trastorno de estrés postraumático se ha convertido en un tema importante debido a la gran cantidad de acontecimientos traumáticos ocurridos en los últimos años, como la ola de atentados en Francia en 2015 y 2016 o las devastadoras inundaciones en los Alpes Marítimos. Si bien las lesiones físicas de los sobrevivientes pueden identificarse y tratarse de inmediato, los problemas de salud mental, como los que se encuentran en el trastorno de estrés postraumático, son más invisibles y conllevan el riesgo de pasarse por alto. Este riesgo de negligencia es aún más cierto para las víctimas colaterales de estos traumas.
De hecho, en nuestras sociedades modernas estamos constantemente informados de los desastres de todo tipo que ocurren en todo el mundo. Esto crea una exposición indirecta a eventos traumáticos para un número extremadamente elevado de personas. Por eso, cada vez más investigadores se preguntan sobre la presencia de signos de trastorno de estrés postraumático no sólo en las víctimas directas de una catástrofe, sino también en toda la población expuesta indirectamente, a través de los medios de comunicación, a estos terribles acontecimientos. Esto puede ser aún más cierto entre los adolescentes y adultos jóvenes.
Ansiedad y depresión
Lamentablemente, la guerra en Ucrania ha dado lugar a varias investigaciones recientes sobre este tema. Abanoub Riad y sus colegas de la Universidad Masaryk en la República Checa y la Universidad de Londres sometieron a 591 estudiantes checos a una serie de pruebas estandarizadas para detectar ansiedad y depresión. El estudio demuestra un nivel de ansiedad y depresión de moderado a severo en todos los sujetos, con un fuerte sentimiento de preocupación, más marcado en las mujeres y en los sujetos muy expuestos al conflicto a través de los medios de comunicación.
Además, los resultados muestran claramente que existe una correlación positiva entre el uso de las redes sociales y niveles más altos de ansiedad y síntomas depresivos. Los autores no dudan en concluir sobre el riesgo para la salud mental de esta exposición mediática al conflicto.
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