Marthe Dumas, trabajadora social del punto de servicio Granit de la Sociedad Alzheimer de Estrie. (Foto Claudia Collard)
Dirigida tanto a los cuidadores como a las personas que padecen un trastorno neurocognitivo, además de trabajar para prevenir la enfermedad, la Sociedad Alzheimer de Estrie (SAE) atiende a todo el territorio del MRC du Granit y dispone de un punto de atención situado en Lac-Mégantic.
Un diagnóstico de Alzheimer o una enfermedad relacionada no significa que todo haya terminado, señala Marthe Dumas, trabajadora social del punto de servicio de Lac-Mégantic. De ahí la importancia de que los afectados y quienes los rodean estén bien equipados. En el SAE disponemos de información que nos permite conocer la progresión de la enfermedad y afrontarla mejor.
“Los cuidadores pueden experimentar un tornado de emociones, una confrontación con su propio propósito. Podemos ayudarlos a comprender lo que está pasando por la cabeza de su ser querido. Cuanto más sepa sobre la enfermedad, mejor podrá comprender ciertos comportamientos. No hay que avergonzarse de pedir ayuda”, afirma.
Dependiendo de la necesidad expresada, se ofrecen a los cuidadores reuniones individuales y grupales. Se puede compartir una presencia tranquilizadora, intercambios afectuosos y formas de comunicarse mejor con la persona que recibe la atención, sugiere la Sra. Dumas. “Aprendemos a soltar el control, a comprender que las reacciones desagradables del afectado no van dirigidas contra nosotros. Ésta es la enfermedad que habla. Cuando la persona ya no está en nuestro mundo, la solución es entrar en el suyo”.
También es posible reunirse con los cuidadores en casa para comprender mejor cómo afecta la enfermedad al cerebro. También se ofreció a las personas afectadas, estimulación de respiro durante tres horas semanales, impartida por un trabajador de apoyo capacitado por el SAE. »Se ha demostrado que la estimulación retarda la enfermedad. Al hacer algo diferente, que requiere que salgas de tu zona de confort, permite que las neuronas creen un nuevo camino. De este modo podremos mantener una mejor calidad de vida durante el mayor tiempo posible”, afirma Marthe Dumas.
E incluso cuando la enfermedad está más avanzada, se conserva lo esencial. “Una persona con un trastorno neurocognitivo puede perderlo todo excepto sus emociones. Quizás ya no reconozca a sus seres queridos pero siempre recordará cómo se siente en su presencia”, comparte la trabajadora social, que considera que ser cuidador permite descubrir fortalezas insospechadas. “Es una experiencia que cambia, en la medida en que estás abierto al cambio”.
La trabajadora social Marthe Dumas está presente en el punto de atención del SAE, situado en la sala 104 del CHIC du Granit (4982 rue Champlain), los jueves de 9 a 12 horas y de 13 a 16 horas. También puedes comunicarte con ella y dejar un mensaje al 819 582-9866.
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