¿Qué impacto tiene el tratamiento hospitalario en la unidad de cuidados intensivos en los recién nacidos prematuros? Ésta es la respuesta que quiso dar el investigador Pierrick Poisbeau con su equipo. Por ello, el científico llevó a cabo su investigación en el departamento de neonatología del hospital de Estrasburgo-Hautepierre, con el fin de comprender mejor los mecanismos del dolor en los bebés. Por este enfoque Pierrick Poisbeau recibió el Premio Unidad del Instituto de Francia.
El papel esencial de los padres
Junto al profesor Pierre Kuhn, jefe del servicio de neonatología, el investigador pudo validar el papel esencial que desempeñan los padres en la reducción del trauma de la asistencia hospitalaria a estos bebés tan prematuros. Importancia de la lactancia materna, piel con piel, pero también de la reducción de estímulos agresivos como la luz no atenuada o los sonidos fuertes. Estas acciones no farmacológicas son muy importantes en la atención a estos jóvenes pacientes, validando así un enfoque ya difundido en los países del norte de Europa, en particular en Suecia, que es pionera en términos de atención al desarrollo centrado en el niño y su familia.
Hacia un tratamiento global del dolor crónico
El premio de 15.000 euros premia, sin embargo, el inicio de una investigación que promete ser mucho más larga. Porque si comprender el dolor del recién nacido es un primer paso, reducirlo es un segundo. La oxitocina, una hormona a menudo promocionada como la hormona del “bienestar”, puede desempeñar un papel a largo plazo. Sus propiedades podrían aliviar el dolor y por tanto reducir el trauma de pasar tiempo en cuidados intensivos.
‘Nacer prematuramente es un trauma (…) La esperanza del mañana sería utilizar esta molécula, o la señalización que induce, como una especie de borrador biológico, para facilitar el trabajo de resiliencia, la capacidad de volver a moverse, a pesar de la adversidad de nuestra vida‘, especifica el profesor Poisbeau.
Y con razón, dado que lleva 25 años estudiando el dolor, su trabajo con recién nacidos podría conducir a un tratamiento más refinado del dolor crónico en adultos. Uno de cada cuatro adultos se vería afectado, aunque el tratamiento sigue siendo difícil. Esto se debe a una falta de comprensión de los mecanismos del dolor crónico, porque incluso los medicamentos más potentes son, en algunas personas, ineficaces. Más allá de sus investigaciones, el profesor Poisbeau aboga por el desarrollo de la medicina integrativa: el dolor debe abordarse en su totalidad para poder aliviar la enfermedad.
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