tsiempre tan solar. Un año después de su testimonio en “Sud Ouest” con motivo del Octubre Rosa, la campaña de sensibilización sobre el cribado del cáncer de mama. Muriel Saule, que vive en Dordoña, pasó por el calvario de esta enfermedad, es casi lo mismo. Excepto por un detalle. Su cabello gris pálido, a juego con sus ojos claros y risueños, ha crecido considerablemente y en este día de noviembre le envuelve los hombros, condición sine qua non para darle cabello.
Decidió ofrecérselos a la empresa Pas d’chichi, creada por Stéphanie Retailleau, ex peluquera y peluquera que también padece cáncer (leer más abajo). Esto no hace pelucas, sino pastiches, hechos con pelos adheridos a todo tipo de turbantes.
Simbólico, en noviembre
Es en su luminosa casa de Saint-Médard-de-Mussidan donde invita a compartir este evento doblemente simbólico. “Hacer esta donación en noviembre es aún más fuerte para mí. Es el mes de las pruebas de detección del cáncer masculino, tan preciado como el Octubre Rosa”, afirma esta alegre cincuentona.
El recuerdo del padre de su hijo, fallecido de cáncer a los 24 años, le llena los ojos y le quiebra un poco la voz. “Murió seis meses después del diagnóstico. Él al menos tuvo la posibilidad de ver a su hijo durante tres meses y medio, y a nuestro hijo, la posibilidad de tener la imagen de su padre. »
El optimismo y la alegría vuelven rápidamente a la voz de Muriel Saule. Acoge a la joven Alexia Labussière, peluquera de baja parental, que ha venido con su nieta de 9 meses. “La elegí porque hacía el corte salmonete para todos los jugadores de rugby de Mussidan, y en un momento pensé en participar con mi hijo en la Copa de Europa de la Mula”, se ríe el Périgourdine.
Da durante tu vida
Con mucha delicadeza, el joven peluquero entra en acción. Hace varios quilts sobre el cabello de Muriel, que corta uno tras otro “para sujetar mejor el mechón y que el cabello sea más fácil de tratar al recibirlo”. Frente a los edredones, colocados uno al lado del otro, la emoción vuelve con fuerza. “Después de los tratamientos y la terapia hormonal supe que ya no podía ser donante de órganos, era la base de mi vida”, dice Muriel Saule.
Su cabello, listo para salir por correo, le demuestra que puede dar durante su vida. “Es la culminación de mucho trabajo con el equipo médico que me siguió y con el psicólogo de la Liga contra el Cáncer de Dordoña. Es una satisfacción que puedo experimentar”, disfruta Muriel.
Su trabajo como taxi sanitario también le aporta material para ricos encuentros. Ella fue a tiempo parcial, con discapacidad parcial. “Tuve muchas reacciones después de la publicación del artículo, particularmente por parte de mujeres que padecían cáncer. Aquí también entendí que mi historia compartida también es un regalo. Quería transmitir para mi construcción personal y mi reconstrucción después del cáncer, aquí estoy”, sonríe Muriel. La luchadora “guerrera”, que felizmente encuentra su corte de pelo ultracorto, cree haber dado un paso atrás.
“Preferí tener la cabeza descubierta para mostrar mi rebeldía ante esta enfermedad y decirle que no le tenía miedo”
No siempre ha oído la palabra remisión, pero sus resultados son buenos. “Ahora me controlan ambos senos y también acepté un trabajo a tiempo parcial. El cansancio está ahí, el del camino. Me quedaré a tiempo parcial, pero estoy poniendo las cosas en perspectiva. Es más bien la persona que sufre el shock la que tiene que adaptarse, así es. »
“Ya no es un tabú”
Muriel no se olvida de saludar esa “manita que la salvó”, al palpar sus senos en 2018. “Necesitamos hablar mucho de eso entre mujeres. Hoy en día ya no es un tabú, la expresión es libre. Ya no es sexual hablar de pecho. Ya pasó la época en la que teníamos que decir modestamente pecho”, respira Muriel Saule.
No sabe si su cabello será utilizable, pero de lo que sí está segura es de la utilidad, para determinados hombres o mujeres, de tener cabello cuando lo perdamos y perdamos nuestra identidad en el espejo del mundo. “Preferí tener la cabeza descubierta para mostrar mi rebeldía ante esta enfermedad y decirle que no le tenía miedo. » No el miedo, sí, sino la feliz necesidad de transmitir y guiar.
Su donación va a Pas d’chichi
Muriel Saule decidió donar su cabello a Pas d’chichi, una empresa creada por Stéphanie Retailleau, de Vendée, que sufrió cáncer de mama en 2020. Ex peluquera y peluquera, fabrica prótesis capilares con cintas para la cabeza, que se venden a 450 euros cada una. Como lo hizo ella misma con su propio cabello para no perder su identidad. Como novedad, desde el 15 de noviembre estas gomas para el pelo han sido reembolsadas por la Seguridad Social hasta 250 euros.
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