El cáncer de colon es uno de los cánceres más comunes en todo el mundo, con aproximadamente 1,9 millones de nuevos casos diagnosticados y casi 935.000 muertes cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este cáncer es particularmente común en los países desarrollados, especialmente en América del Norte, Europa occidental, Australia y Japón, donde los hábitos alimentarios y los estilos de vida sedentarios aumentan los riesgos. Sin embargo, la incidencia también está aumentando en los países en desarrollo, donde las dietas y los hábitos de vida se están occidentalizando gradualmente.
Conciencia de los síntomas
Los síntomas del cáncer colorrectal (sangre en las heces, dolor abdominal, alternancia entre diarrea y estreñimiento, pérdida de peso, fatiga) deben tomarse en serio. Consultar a un profesional tan pronto como aparezcan estos signos puede permitir un diagnóstico precoz.
Importancia de la detección
La detección es una de las formas más efectivas de reducir la mortalidad relacionada con el cáncer de colon. En los países donde está bien establecido, los programas de detección se dirigen a personas de 50 años o más. Estos programas ayudan a detectar la enfermedad en una etapa temprana, aumentando así las posibilidades de recuperación. Por ejemplo, la detección del cáncer colorrectal en una etapa temprana aumenta las posibilidades de supervivencia al 90%, en comparación con sólo el 13% para el cáncer detectado tardíamente. Por lo tanto, es fundamental hacerse la prueba.
Factores de riesgo
El cáncer de colon está relacionado con varios factores de riesgo comunes en todo el mundo:
Dieta: Una dieta rica en carnes rojas, carnes procesadas y baja en fibra aumenta el riesgo. Muchos países fomentan hoy una dieta más equilibrada, rica en verduras, frutas y cereales integrales para reducir este riesgo.
Estilo de vida sedentario: La falta de actividad física es un factor de riesgo importante. En muchas regiones, la promoción de la actividad física regular forma ahora parte de las iniciativas de salud pública para reducir el riesgo de cáncer.
Tabaco y alcohol: Fumar y beber alcohol aumentan el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Las campañas de salud pública en todo el mundo buscan crear conciencia sobre los peligros de estos comportamientos.
Sobrepeso y obesidad: La obesidad es cada vez más prevalente en todo el mundo y está fuertemente asociada con el riesgo de cáncer colorrectal, particularmente obesidad abdominal.
Predisposiciones genéticas: Alrededor del 5% de los casos de cáncer colorrectal son de origen hereditario y las predisposiciones genéticas como el síndrome de Lynch aumentan el riesgo. En muchos países, se invita a las familias en riesgo a realizarse exámenes de detección más tempranos.
Recomendaciones de la OMS para la prevención
Para limitar el impacto del cáncer colorrectal, la OMS y otras organizaciones sanitarias internacionales recomiendan las siguientes medidas:
Adoptar una dieta rica en fibra: Consumir más frutas, verduras y cereales integrales, y limitar las carnes rojas y procesadas, reduciría el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Realice actividad física con regularidad: hacer ejercicio moderado, como caminar a paso ligero, al menos 150 minutos a la semana ayuda a reducir el riesgo.
Evitar el tabaco y limitar el alcohol: estos comportamientos están relacionados no sólo con el cáncer colorrectal, sino también con muchas otras enfermedades graves.
Participar en exámenes de detección periódicos: a partir de los 50 años, o a veces antes para quienes presentan mayores riesgos, los programas de detección permiten detectar el cáncer en etapas tempranas y, por lo tanto, cambiar radicalmente el pronóstico del cáncer.
Colonoscopia y prueba FIT: herramientas esenciales para el cribado
Dos de las principales herramientas de detección del cáncer de colon son la colonoscopia y el inmunoensayo de sangre oculta en heces (FIT). La colonoscopia se considera el estándar de oro porque permite la inspección directa de la pared del colon y la extirpación de pólipos precancerosos antes de que se conviertan en tumores. Generalmente se recomienda cada diez años a partir de los 50 años para personas con riesgo medio.y antes o con mayor frecuencia para aquellos con antecedentes familiares de cáncer colorrectal.
La prueba FIT, por otro lado, es una prueba sencilla y económica que implica analizar una muestra de heces en busca de rastros de sangre invisibles a simple vista, a menudo el primer signo de un pólipo o tumor. Se recomienda FIT cada uno o dos años y es una alternativa accesible. Aunque es menos precisa que la colonoscopia, sigue siendo muy eficaz para la detección masiva y ayuda a identificar casos que requieren colonoscopia. Juntas, estas pruebas están en el centro de las estrategias de prevención en muchos países, ya que ayudan a detectar el cáncer en una etapa temprana, aumentan las posibilidades de supervivencia y reducen la mortalidad relacionada con el cáncer colorrectal.
Coloscan: una alternativa menos invasiva para el cribado
La colonografía por TC, también llamada colonoscopia virtual, es un método no invasivo que utiliza la tomografía computarizada (TC) para obtener imágenes en 3D del colon y el recto. A diferencia de la colonoscopia tradicional, la colonoscopia por TC no requiere endoscopia interna, lo que la convierte en una opción más cómoda para muchos pacientes. Este examen suele ofrecerse cada cinco años y permite identificar pólipos o anomalías sin necesidad de anestesia.
Aunque la colonografía por tomografía computarizada es una herramienta valiosa, tiene ciertas limitaciones: no puede eliminar los pólipos identificados, lo que requiere una colonoscopia de seguimiento si se detecta una anomalía.
Además de la colonoscopia y la FIT, la colonografía por TC ofrece una opción adicional de detección, particularmente útil para pacientes que no pueden o no desean someterse a una colonoscopia tradicional. Utilizado en combinación con otros métodos, refuerza el enfoque preventivo y contribuye a la detección temprana del cáncer de colon, aumentando así las posibilidades de tratamiento y las posibilidades de curación.
La prevención del cáncer de colon se basa en un enfoque proactivo que incluye exámenes periódicos, la adopción de estilos de vida saludables y la conciencia de los riesgos. Al integrar herramientas de detección como la colonoscopia, la prueba FIT y la colonografía por TC, es posible detectar anomalías tempranas y aumentar significativamente las posibilidades de curación. Una dieta rica en fibra, actividad física regular y evitar el tabaco y el alcohol también ayudan a reducir los riesgos. Al combinar estas medidas de prevención, tenemos los medios para frenar la incidencia del cáncer colorrectal y mejorar la calidad de vida a largo plazo.
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