LO ESENCIAL
- Un nuevo estudio muestra que el consumo excesivo de alcohol durante la juventud puede provocar cambios duraderos en el cerebro, incluso después de años de abstinencia.
- La investigación, realizada en ratones, encontró que el alcohol cambia la corteza prefrontal, responsable de funciones clave como la memoria y el autocontrol, al hacer que las neuronas se vuelvan hiperactivas.
- Este desequilibrio, similar al de las primeras etapas del Alzheimer, afecta especialmente a las neuronas inhibidoras, desbordadas por señales excitadoras.
Beber en exceso cuando se es joven podría dejar marcas duraderas en el cerebro, incluso años después de haber dejado de beber, según un nuevo estudio publicado en la revista Neurobiología del envejecimiento. Los hábitos de consumo excesivo de alcohol, es decir, el consumo excesivo de alcohol durante un período de tiempo muy corto, pueden alterar la estructura y función del cerebro, haciéndolo más vulnerable al deterioro cognitivo en la vejez.
Una profunda alteración de las neuronas
Para llegar a esta observación, investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania examinaron ratones expuestos a episodios regulares de consumo excesivo de alcohol durante varias semanas, seguidos de un largo período de abstinencia (equivalente a varios años humanos). A pesar de dejar el alcohol, las pruebas mostraron alteraciones persistentes en la corteza prefrontal, una región del cerebro esencial para funciones cognitivas avanzadas como la memoria, la toma de decisiones y el autocontrol, según un comunicado de prensa.
Las neuronas de esta zona se volvieron hiperactivas y aumentaron las señales excitadoras. Normalmente, un equilibrio entre las señales excitadoras e inhibidoras garantiza la estabilidad del cerebro. Pero en estos ratones, el desequilibrio causado por el alcohol se parecía a los mecanismos observados en las primeras etapas de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
El análisis también destacó un efecto sorprendente sobre las neuronas no piramidales, que desempeñan un papel clave a la hora de frenar la actividad cerebral excesiva. Después de episodios de consumo excesivo de alcohol, estas células recibieron casi el doble de señales excitadoras habituales, lo que las hizo menos capaces de inhibir la hiperactividad. Sin embargo, este fenómeno, llamado “hiperexcitabilidad”, podría aumentar los riesgos de sufrir trastornos cognitivos graves o enfermedades neurodegenerativas.
Sensibilizar a los jóvenes sobre los efectos duraderos del alcohol
Aunque este estudio se realizó sólo en ratones, los resultados no son preocupantes para la salud humana. Si se producen efectos similares en adultos jóvenes, esto sugiere que incluso un consumo excesivo y breve de alcohol podría alterar permanentemente el cableado cerebral y aumentar la vulnerabilidad al deterioro cognitivo a medida que envejecemos. Por lo tanto, es fundamental concienciar a los jóvenes sobre los efectos duraderos del alcohol, insisten los investigadores. Comprender que los excesos de hoy moldean la salud cognitiva del mañana podría fomentar un consumo más responsable.
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