Para comprender mejor los efectos del envejecimiento en nuestro cerebro, puede que haya mucho que aprender observando… a los gatos.
En las últimas décadas, la investigación se ha centrado más en ratones. Pero los cerebros de los gatos pueden mostrar signos de atrofia y deterioro cognitivo que son más similares a los que vemos en los humanos. la revisión Naturaleza informa resultados en este sentido, presentados en una reciente conferencia sobre “neurobiología comparada y evolutiva”, y estos resultados son parte de un proyecto más amplio, que tiene como objetivo precisamente comparar el desarrollo del cerebro en 150 especies de mamíferos.
Originariamente, es decir en los años 1990, la ambición de este proyecto, Translating Time, era estudiar el desarrollo del cerebro en general y, en particular, su desarrollo en animales que aún no han alcanzado la edad adulta. Pero poco a poco los expertos han comenzado a ver un interés en comprender mejor qué sucede cuando el animal envejece. Y una de las limitaciones de los ratones es que sólo viven unos pocos años, lo que no es suficiente para sacar conclusiones. De hecho, no parecen desarrollar los indicadores clásicos del Alzheimer.
De ahí el interés por los perros (el Dog Aging Project) y especialmente por los gatos (cuya esperanza de vida es ligeramente superior). Hasta ahora, los datos revelan cambios en el volumen cerebral de los gatos mayores que se asemejan a los cambios observados en nosotros. Además de una acumulación de placas y proteínas anormales similar a la que se encuentra en nosotros también.
A falta de poder hacer pruebas cognitivas al gato, quizás sea a través de este tipo de pistas como aprenderemos un poco más…
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