En sus investigaciones para combatir estos insectos que transmiten enfermedades en todo el mundo, investigadores estadounidenses de la Universidad de California han hecho un descubrimiento sorprendente: los mosquitos machos sordos pierden todo deseo de reproducirse.
Publicado el 11/08/2024 07:13
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Para evitar que los mosquitos se reproduzcan, los científicos estadounidenses han creado mosquitos genéticamente modificados. “Alteraron” el ADN de los insectos con la técnica CRISPR conocida como tijera molecular, es decir, eliminaron un gen esencial para la audición. Resultado del estudio: estos mosquitos machos, totalmente sordos, encerrados con muchas hembras, lo han perdido todo. Interés por sus semejantes, ni el más mínimo acercamiento, ningún deseo de reproducirse, cero libido.
Los mecanismos precisos implicados en la reproducción de los mosquitos aún no se conocen bien, pero este estudio muestra que la audición desempeña un papel esencial en el apareamiento. Porque lo que atrae a los hombres hacia las mujeres más que nada es el “bzzz” que producen. Este pequeño sonido de batir de alas que molesta a los humanos es lo que tanto agrada al mosquito macho y si no lo escuchan se quedan impasibles.
Para combatir la propagación de mosquitos, la pista se considera interesante. Estos machos sordos podrían ser liberados en la naturaleza en grandes cantidades, para interrumpir la reproducción con las hembras. Ya existen técnicas similares con mosquitos esterilizados. Hay mucho en juego. Los mosquitos transmiten la fiebre amarilla, el virus Zika o el dengue, que infecta cada año a 400 millones de personas en todo el mundo. Y la enfermedad avanza: los mosquitos se aprovechan del calentamiento global. Incluso se ha convertido en una amenaza en la Francia continental, que hasta ahora se ha salvado.
Hace unas semanas la Agencia de Seguridad Sanitaria (ANSES) advirtió que era “bastante probable” que en los próximos años se desatará una epidemia de dengue en Francia. Las autoridades han identificado cerca de 80 casos llamados autóctonos en 2024, es decir, contraídos directamente en Francia continental, sin ningún vínculo con zonas de riesgo como las Antillas. Una cifra récord.
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