La manzana, que apareció en la Tierra hace unos ochenta millones de años, creció de forma silvestre en el Cáucaso meridional hasta Sinkiang (China occidental). Las variedades evolucionan a lo largo de los siglos, seleccionadas por su sabor, resistencia, rendimiento, etc. Sin embargo, las variedades más frágiles no desaparecen y siguen siendo cultivadas y consumidas localmente. La manzana es la fruta local por excelencia. La manzana es rica en pectinas, fibras solubles, que forman un gel supresor del apetito en el estómago, asociado al lado crujiente que calma el hambre, y es baja en calorías (90 calorías por fruta), ¡es realmente la aliada de nuestra figura! Se trata también de pectina, asociada a una riqueza excepcional en polifenoles que ayuda a reducir el colesterol (-15% con 2 manzanas al día), a disminuir la presión arterial y a reducir el riesgo de accidente cerebrovascular (-20% con 1 manzana al día). En concreto, esto evitaría el endurecimiento de las arterias y los vasos sanguíneos, que permanecerían más relajados. La pectina, nuevamente, ayuda a limitar la absorción de azúcares en la sangre y así regular los niveles de azúcar en sangre a lo largo del día. Capta grasas y azúcares en el intestino. La manzana contribuye así al buen equilibrio glucémico y a la regulación del peso. A nivel digestivo todavía encontramos pectina que atrapa algunas de las grasas y sustancias tóxicas para la vesícula biliar, el páncreas e incluso las articulaciones, con efecto preventivo contra la gota y la artritis. Su contenido en ácido málico contribuye a la “limpieza” del hígado, y su riqueza en quercetina tiene un efecto antiúlcera gástrica. La manzana es muy rica en vitamina C, polifenoles y quercetina, muy antioxidante, que prolongará la vida de las células de la piel y favorecerá la síntesis de colágeno: ¡es un auténtico producto de belleza! La alta concentración de quercetina y ácido dihidroxibezoico (DHA) estimulan la neurogénesis, es decir la generación de nuevas neuronas, lo que podría tener implicaciones para el aprendizaje y la memoria. Otro motivo más para incluirlo en el menú.
Variedades adaptadas a tus deseos : la dulzura cruda de Golden, el crujido de Gala, el sabor picante de Granny Smith, la frescura de Fuji. En el horno: la reineta gris canadiense, la braeburn
¿Qué sucede durante la muerte?
La manzana se puede conservar sin problema entre 7 y 10 días a temperatura ambiente: acelerará la maduración de sus vecinas en cestas, así que ojo con los plátanos que ya están avanzados, y los cítricos con los que intercambiará sus sabores. En el frigorífico, tal cual o en una bolsa de papel en el cajón de las verduras, se conserva hasta por 1 mes. Durante la maduración, el fruto produce etileno, un gas que acelera las transformaciones enzimáticas esenciales para el sabor y los beneficios. El almidón se convierte en azúcar, la clorofila (verde) en antocianinas (pigmentos amarillos, rojos, morados… con propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antimicrobianas). La pectina cae, lo que hace que la fruta sea más digerible y menos alergénica. Cuanto más madura está la fruta, más rica es en vitaminas. Cuanto más brillante es, más dulce es.
Las asociaciones adecuadas
Con canela, sobre tartas, en compotas, en bizcocho, en crumble.
Con aves, alrededor de pintada asada, en pollo al curry con leche de coco, un guiso de aves a la sidra.
Con la pera, deslízalas hasta formar un crumble.
Con trozos de nueces, avellanas tostadas o almendras añaden delicia a una compota.
En ensaladas y cuencos de Buda, las manzanas rojas cortadas en cubitos animan una ensalada verde, Treviso o escarola. Con cubitos de queso y vinagreta de mostaza.
En sándwiches de pollo o en un bagel de salmón ahumado, lo cambia todo.
Receta de la semana: sartén de pollo y champiñones de otoño
Para 4 personas. Preparación 15 min – cocción 20 min.
Ingredientes: 3 manzanas de pulpa firme de distintas variedades – 400 g de champiñones – 4 pechugas de pollo el zumo de 1 limón – 2 cucharadas de aceite de oliva – tomillo – 1 diente de ajo – sal – pimienta
Preparación : Limpiar las setas, si es necesario cortarlas en 2 o 4. Lavar y secar las manzanas, cortarlas en cuartos finos y ponerles limón para evitar que se ennegrezcan. Pelar el ajo.
En una sartén caliente doramos los champiñones hasta que hayan soltado toda su agua. Agrega el ajo prensado.
En otra sartén calentar 1 cucharada de aceite y dorar las manzanas durante 2 a 3 minutos a fuego alto, vigilando la cocción y dándoles la vuelta a mitad de cocción hasta que estén bien doradas. Tapar y seguir cocinando unos minutos hasta que estén tiernos. Reservarlos en un plato.
En la misma sartén calentar el aceite restante. Corta el pollo en cubos y fríelo de 5 a 7 minutos hasta que esté bien dorado. Agrega los champiñones y las manzanas, continúa cocinando por 2 minutos. Sal y pimienta. Espolvorea con tomillo al servir.
Pero también:
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