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Los últimos consejos de especialistas para liberarte del dolor.

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Los médicos acaban de publicar nuevas recomendaciones que clasifican qué funciona y qué se debe evitar en términos de atención no farmacológica.

Crioterapia, dietas, tratamientos de spa, complementos alimenticios… Entre la multitud de tratamientos que se ofrecen para tratar la artrosis, ¿cuáles funcionan realmente? La respuesta se puede encontrar en las nuevas recomendaciones desarrolladas por la Sociedad Francesa de Reumatología y la de Medicina Física y Rehabilitación. Después de hacer un balance de los tratamientos farmacológicos en 2020, las dos sociedades científicas examinaron palancas “no farmacológicas”. Es decir, todo lo que no tenga que ver con antiinflamatorios y analgésicos. Información valiosa para muchos pacientes y también para sus profesionales sanitarios: más de 6 de cada 10 personas de 60 años o más padecen artrosis de rodilla (o “gonartrosis”).

En la osteoartritis, el dolor se produce cuando el cartílago (la cubierta que recubre el hueso en la articulación) desaparece, dejando el extremo del hueso en carne viva, provocando inflamación y dolor. Resulta de la combinación de varios factores: envejecimiento, obesidad, factores genéticos o incluso traumatismos relacionados con el deporte. “En la actualidad lamentablemente no existe un tratamiento curativo, pero sí es posible mejorar el dolor, la movilidad y la autonomía en general”indica inmediatamente el profesor Yves-Marie Pers, reumatólogo del Hospital Universitario de Montpellier y coautor de las nuevas recomendaciones. “Los tratamientos no farmacológicos son tan eficaces como los medicamentos”recuerda el especialista, quien precisa que estos dos enfoques son complementarios.

Actividad física adaptada y dieta mediterránea

Primera palanca de actuación imprescindible: actividad física adaptada (APA). “Muchos pacientes piensan que deberían dejar de moverse porque podría acelerar la degradación del cartílago, pero esto es una creencia falsa.denuncia el profesor Pers. Por el contrario, está demostrado que laactividad fisica además de la rehabilitación fisioterapéutica, ayuda a reducir el consumo de medicamentos y cuidados en general”. Todos los estudios lo demuestran: el APA reduce el dolor y mejora la calidad de vida a medio y largo plazo. La aparición de un brote inflamatorio representa la única contraindicación temporal.

Desde 2022, la Alta Autoridad de Salud también recomienda que los médicos prescriban actividad física adaptada a sus pacientes con osteoartritis. Pero por el momento, estos programas personalizados no están cubiertos por el Seguro Médico y no siempre es fácil acceder a ellos, dependiendo de tu lugar de residencia. Sin embargo, algunas asociaciones ofrecen cursos en línea, como Siel Bleu.

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Segundo pilar en la lucha contra la artrosis: la pérdida de peso. “Es un factor importante para aliviar el dolor y mejorar la movilidad”indica el profesor Pers. De hecho, cuanto más se descargue la articulación, menos sufrirá. Pero perder algunos kilos siempre es más fácil decirlo que hacerlo. “Además de una actividad física adecuada, recomendamos avanzar hacia la dieta mediterránea, que sigue las recomendaciones nutricionales nacionales”informa el reumatólogo.

Y contrariamente a la creencia popular, no existe una dieta “especial para la osteoartritis”, recuerda el profesor Pers. “Muchos de nuestros pacientes están interesados ​​en una dieta sin gluten o sin lactosa, probióticos o suplementos dietéticos como la cúrcuma. Pero actualmente, todo esto no tiene ningún beneficio comprobado.continúa el médico.

Una larga lista de tratamientos a evitar

Las nuevas recomendaciones también elaboran una larga lista de tratamientos que no han demostrado ser eficaces. “Ultrasonidos, neuroestimulación eléctrica transcutánea, ondas de choque, láser, crioterapia, termoterapia: todo esto no tiene cabida en el tratamiento de la artrosis de rodilla, excepto quizás en la fase muy aguda. Pero no deben usarse en la atención de rutina.subraya el profesor Pers. En cuanto a las curas termales, muchas veces solicitadas por los pacientes, “Tienen interés cuando integran educación terapéutica y actividad física adaptada”informa el médico. Es decir, el agua termal por sí sola no tiene el poder de modificar el curso de la enfermedad.

Los especialistas también aconsejan favorecer determinados tipos de calzado. “Hay que preferir zapatos flexibles con una suela adecuada y capaz de absorber los impactos, en lugar de zapatos con suela rígida que corren el riesgo de agravar el dolor”indica el profesor Pers. Del mismo modo, las ortesis articuladas de alivio (férulas) pueden ayudar a los pacientes a superar una situación dolorosa.

Una cosa es segura: no debemos rendirnos. “La enfermedad no es inevitable, el deterioro es muy progresivo y con todo ello siempre es posible influir en el curso de las cosas”anima el médico.

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