MONTREAL — Los niños que son amamantados exclusivamente durante los primeros seis meses de su vida tienen menos riesgo de sufrir la enfermedad de Crohn, descubrieron investigadores de Montreal.
Por otro lado, el riesgo aumentaría con la introducción temprana de alimentos sólidos entre el tercer y sexto mes de vida.
“Observamos una tendencia muy clara hacia una reducción del riesgo de enfermedad de Crohn en sujetos que consumieron leche materna exclusivamente durante al menos seis meses”, resumió el primer autor del estudio, Canisius Fantodji, estudiante de doctorado en epidemiología e inmunología en la Centro de Biotecnología Armand-Frappier Santé del Instituto Nacional de Investigaciones Científicas (INRS).
Si estos resultados son consistentes con lo que ya se encuentra en la literatura científica, añadió, sería la primera vez que descubrimos que la introducción temprana de alimentos sólidos aumenta el riesgo de enfermedad de Crohn.
“Se trata de un resultado innovador que abrirá nuevas vías en cuanto al origen de estas enfermedades inflamatorias del intestino”, afirmó Fantodji.
Sin embargo, la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida no tendría ningún impacto en el riesgo de otra enfermedad inflamatoria intestinal, la colitis ulcerosa.
El uso de antibióticos durante los primeros seis meses de vida se asoció, en este estudio, con un riesgo reducido de enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa. Los autores del estudio admiten que este resultado es un poco discordante en comparación con la literatura científica, y serán necesarios otros estudios para verlo con mayor claridad.
La exposición al humo de segunda mano durante este período también se ha asociado con un aumento del 23 % en el riesgo de enfermedad de Crohn, especialmente en la edad adulta. Se sabe que la exposición al humo de segunda mano aumenta el riesgo de fumar en el futuro, y aproximadamente una quinta parte del aumento de este mayor riesgo de enfermedad de Crohn se atribuyó al hecho de que los participantes del estudio ahora eran fumadores.
Las enfermedades inflamatorias intestinales afectan aproximadamente a uno de cada cien canadienses, recordó el doctor Prévost Jantchou, del CHU Sainte-Justine, y el desafío consiste en encontrar no sólo terapias que puedan ayudar a los pacientes, sino también “enfoques preventivos”.
“El punto central de este trabajo es que todo se afianza en los primeros tres años de vida”, afirmó el Dr. Jantchou. Nuestra hipótesis era que todo lo que sucede entre el nacimiento (y el tercer cumpleaños) puede influir.
Microbioma intestinal
Aproximadamente mil personas registradas en la Régie de l’assurance-santé du Québec y que habían solicitado atención para la enfermedad de Crohn, y unas 600 más que padecían colitis ulcerosa, aceptaron participar en este estudio.
Alrededor de mil personas más que no padecían ninguno de los dos problemas sirvieron de grupo de control, explicó Marie-Claude Rousseau, que supervisa la tesis doctoral de Fantodji en el INRS.
“Tenemos alrededor de 2.700 participantes que aceptaron responder un cuestionario, ya sea en línea o por teléfono”, dijo. Y para este estudio, sólo se analizó una parte muy pequeña de la mina de oro de información que recopilamos.
Los investigadores señalan que es probable que todos estos factores, desde la lactancia materna hasta el humo de segunda mano, influyan en la composición de la microbiota intestinal, cuyo impacto en múltiples facetas de la salud fascina cada vez más a la comunidad médica.
“Los tres primeros años de vida”, añadió Fantodji, “es el período durante el cual todo encaja a nivel inmunológico y, especialmente, a nivel de la microbiota intestinal”.
La microbiota intestinal juega un papel importante en la manifestación de estas enfermedades, confirmó el Dr. Jantchou, y varios modelos animales han demostrado que una disfunción de la microbiota puede provocar una reacción excesiva del sistema inmunológico.
Estos resultados son tanto más importantes, añadió Fantodji, cuanto que las enfermedades inflamatorias intestinales siguen siendo “incurables” por el momento.
Aunque se ha demostrado que algunos tienen una mayor susceptibilidad genética que otros, actualmente hay muy poca información sobre los factores de riesgo modificables, afirmó.
Y el impacto de este estudio podría ir más allá de las enfermedades inflamatorias intestinales, predijo el Dr. Jantchou.
“Estudios como este en torno a factores modificables pueden dar lugar a recomendaciones (…) para otras enfermedades en las que intervendrá la microbiota, enfermedades autoinmunes emergentes como el asma y el eczema”, concluyó.
Los hallazgos de este estudio fueron publicados por la revista médica Digestive and Liver Disease.
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