En la República Democrática del Congo, 40.000 trabajadoras sexuales residen en Kamituga, epicentro de la epidemia de Mpox. Pero una vez afectadas por el virus, algunas trabajadoras sexuales luchan por encontrar clientes y asegurar sus ingresos.
En la ciudad de Kamituga, uno de los epicentros de la epidemia de Mpox en la República Democrática del Congo, la trabajadora sexual Sifa Kunguja contrajo el virus hace cuatro meses. Hoy la joven se ha recuperado, pero lucha por encontrar clientes como antes.
« La gente está empezando a evitarme diciendo que tengo MPOX. Algunos me saludan si están cerca de mí, otros me evitan. La gente que sabe que contraje el virus está hablando de mí. Hoy ya no tengo clientes y ya no puedo llegar a fin de mes. Lo perdí todo. Mi vida ha cambiado y estoy sufriendo. ”, testifica Sifa Kunguja.
Casi 40.000 trabajadoras sexuales residen en esta ciudad minera de Kivu del Sur. Los buscadores de oro constituyen la mayoría de su clientela. Algunos lamentan la falta de concienciación en las minas.
« En este sitio minero no hay conciencia. Sólo lo escuchamos en la radio y en la iglesia. Pero en las minas nadie hace prevención », dijo Debus Bulambo.
Los médicos estiman que el 80% de los casos se adquirió a través del contacto sexual, aunque el virus también se transmite a través de otro tipo de contacto cutáneo.
Para frenar la propagación del virus, los funcionarios de salud de Kamituga han pedido al gobierno que cierre los clubes nocturnos y las minas y compense a las trabajadoras sexuales.
Sin embargo, las autoridades locales han dicho que no tienen los medios para hacer más que tratar a los enfermos y han insistido en que corresponde a las trabajadoras sexuales protegerse.
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