Se dice que existe un “tercer estado” entre la vida y la muerte. – .
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Se dice que existe un “tercer estado” entre la vida y la muerte. – .

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A la pregunta general “¿Qué es la muerte?”, la mayoría de los científicos tienen una respuesta bastante simple: es el cese irreversible del funcionamiento de un organismo en su conjunto. Sin embargo, algunas células pueden seguir funcionando incluso después de la muerte, como lo demuestra la práctica de la donación de órganos. Basándose en esta observación, un equipo de investigadores dirigido por Peter A. Noble, de la Universidad de Washington, se centró en su último estudio en lo que ocurre dentro de los organismos después de su muerte.

En una síntesis publicada en The Conversation, estos investigadores demuestran que ciertas células, cuando se alimentan con nutrientes, oxígeno, bioelectricidad o incluso señales bioquímicas, pueden transformarse después de su muerte en organismos multicelulares con funciones completamente nuevas. Serían entonces la encarnación de una forma de “tercer estado”, situado más allá de las fronteras tradicionales entre la vida y la muerte.

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Por ejemplo, el equipo de científicos descubrió que las células de la piel extraídas de embriones de ranas muertas eran capaces de adaptarse a las nuevas condiciones de una placa de Petri de laboratorio y lograron reorganizarse espontáneamente en organismos multicelulares, llamados xenobots.

Estos nuevos organismos adoptaron entonces comportamientos que iban mucho más allá de sus funciones biológicas originales. Por ejemplo, utilizaban sus cilios, pequeñas estructuras parecidas a pelos, para orientarse y desplazarse por su entorno. Sin embargo, en un embrión de rana vivo, estos mismos cilios se utilizan normalmente para mover la mucosidad.

Las condiciones del “tercer estado”

Varios factores influyen en la supervivencia y el funcionamiento de ciertas células después de la muerte de un organismo, incluidas las condiciones ambientales, la actividad metabólica y las técnicas de conservación.

Por lo tanto, las células activas, que requieren un suministro continuo de energía para mantener su función, son más difíciles de cultivar que las células con menores requerimientos energéticos. Además, las técnicas de conservación como la criopreservación pueden permitir que muestras como la médula ósea funcionen de manera similar a las de donantes vivos.

Los mecanismos de supervivencia inherentes también desempeñan un papel clave en la supervivencia celular. Por ejemplo, los investigadores observaron un aumento significativo en la actividad de los genes relacionados con el estrés y los relacionados con el sistema inmunológico después de la muerte del organismo. Finalmente, factores como la edad, la salud, el sexo y el tipo de especie influyen en el “tercer estado”. Es importante señalar que estos organismos multicelulares tienen una vida útil limitada y se degradan naturalmente después de cuatro a seis semanas.

Los investigadores aún no saben cómo la interacción de estas variables permite que estas células sigan funcionando después de que un organismo muere, pero el “tercer estado” abre perspectivas prometedoras para nuevos tratamientos médicos.

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