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Ante la anorexia, estas mujeres testimonian [Vidéo]

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No había manera de que estuviera lista para sanar.

En determinados momentos, Manon está sujeta a contratos importantes (1). “Al principio no podía llamarnos y estaban prohibidas las visitas. » La adolescente terminó “acabando con el sistema”: “Al momento de los pesajes, aseguró que había subido un poquito de peso. Por eso tenía derecho a salir”, recuerda Aude. Pero “en ningún caso estaba lista para sanar”.

En 2016, Manon murió de un paro cardíaco, resultado de una hiperpotasemia, es decir, un nivel elevado de potasio en la sangre. Su muerte se produce una semana después de que Aude diera a luz. “Ella es la madrina de mi hijo…”

Ocho años después, todavía se culpa: “¿Estuvimos lo suficientemente presentes? Son muchas las preguntas que surgen. Preguntas para las que nunca tendremos respuesta…”

“Una auténtica carrera de obstáculos”

Según Inserm, “alrededor del 20% de las jóvenes adoptan conductas restrictivas y de ayuno en algún momento de sus vidas, pero sólo una minoría de ellas se vuelven anoréxicas”. Y, si, según el Hospital Universitario de Nantes, la anorexia nerviosa tiene “la tasa de mortalidad más alta de los trastornos psiquiátricos”, los pacientes sobreviven. Como Anne-Lise, que, tras “bromear”, cayó en la anorexia a los 14 años. “Lo sufrí durante seis años, pesaba entre 45 y 37 kg y practicaba unas quince horas de deporte a la semana”, explica la joven, que se recuperó tras cuatro meses de hospitalización.
Estelle, que ahora vive en Saint-Brieuc, también ha conseguido superar sus demonios. Pero fue doloroso, “una verdadera carrera de obstáculos”. ¿El desencadenante de su anorexia? “Una cosa muy estúpida, a los 13 años”, admite. “Un niño me hizo un comentario sobre mi peso a pesar de que en ese momento yo medía 1,62 m y pesaba 53 kg”. A partir de ahí empieza a “prestar atención”. Entonces todo se acelera: en sólo seis meses pasa de 53 a 34 kg. “Solo comía manzanas y postres de vainilla. »

“Incluso pensé en suicidarme”

Su madre decide hospitalizarlo. “Ella no vio otra salida. » Después de tres meses en el hospital Morvan de Brest, fue trasladada a psiquiatría en Bohars. Allí permanecerá varios meses. “Allí firmaron un contrato importante. Durante un mes permanecí encerrada en mi habitación. » En este universo más que compartimentado, no se le permite leer, vestir nada más que el pijama… Para ir al baño, está acompañada. “De hecho, los médicos sólo me daban de comer para mantenerme ocupada (…). Fue brutal. Lo viví muy mal, incluso pensé en suicidarme. Pero al mismo tiempo me sacó de allí. »

Sin embargo, hubo recaídas. “Hubo altibajos”, confirma. En la ciudad, la sigue un psiquiatra infantil. “También recibí tratamiento”, añade.

No podía soportarlo más, tenía que parar.

Nuevo calvario: en el instituto, cae en la bulimia. “Estaba tan frustrada… Allí me estaba saciando, comía mucho. Y luego me obligué a vomitar. Entonces no estaba ganando peso. » Un segundo trastorno alimentario –una “obsesión”– que enfrentó hasta los 27 años. ¿El detonante para detenerlo todo? “Claramente no podía soportarlo más. También me separé de mi pareja. Fue un nuevo comienzo. »

A los 30 años, Estelle conocerá al hombre que se convertirá en su marido. De origen marroquí, “cocina muy bien”. A su lado, “volví a una dieta normal”, afirma.

Comportamiento “autodestructivo”

Oriane también ha regresado del infierno. Tiene 33 años y vive en Montauban (Tarn y Garona). No fue hasta la edad adulta que desarrolló anorexia. “El factor desencadenante fue el trabajo”, confiesa.

La enfermedad aparece de forma insidiosa: “Empecé a comer mucho menos. También tuve conductas de vómitos. » Llega incluso a tomar laxantes “en dosis muy grandes”. “No estaba limitado a una o dos tabletas, podía consumir una tableta entera de una sola vez. » Comportamiento “autodestructivo”, combinado con práctica deportiva intensiva. “Hubo un tiempo en que tenía que hacer 1.500 abdominales en un día; de lo contrario, no funcionó. »

No te nací para verte morir. Esta enfermedad te está matando.

Su marido se da cuenta de esto. Intenta hablar con ella. Esfuerzo desperdiciado. “No lo escuché en absoluto”, admite Oriane. Es una “discusión” con su padre, luego las palabras de su madre que la harán reaccionar. “Mi mamá me tomó en sus brazos y me dijo muchas cosas, con mucha calma, incluso: “No te parí para verte morir. Esta enfermedad te está matando”. El clic viene de ahí. » Entonces pesaba 37,5 kg.

Los médicos me dijeron que estaba loco por rechazar la hospitalización.

Si acepta el tratamiento, excluye la hospitalización. “Los médicos me dijeron que estaba loca por negarme”, dice. Sin embargo, inició terapia y consultó a un dietista. A su lado también está su marido. “Él me ayudó a eliminar el drama del aumento de peso, hablándome en cambio de “gramos de vida””, sonríe.

Sin embargo, este período oscuro todavía deja un legado doloroso. “Y nunca hablamos de eso”, se lamenta. “Cuando el cuerpo hace una pausa, como es el caso de la anorexia, también lo hace el sistema reproductivo. Mis períodos nunca volvieron. » Por eso recurrieron a PMA, siempre con la esperanza de ser padres.

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