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Alzheimer, la lucha silenciosa de los cuidadores familiares

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Fátima es una de las muchas mujeres marroquíes que, a la sombra de su hogar, se enfrentan al monstruo del Alzheimer. Desde hace cinco años cuida de su madre, antaño dinámica y llena de vida, ahora prisionera de un cuerpo que olvida. “Es como si estuviera perdiendo a mi madre un poco más cada día”, confiesa con voz temblorosa.

Los días y las noches de Fátima son largos, ya que la enfermedad de Alzheimer no deja respiro a la cuidadora familiar. Tareas sencillas como lavarse o comer se convierten en un calvario, “a veces se niega a comer o a moverse, es agotador física y mentalmente”, afirma.

Miles de familias marroquíes recorren el mismo camino, a menudo en silencio. Los cuidadores familiares, a pesar de su valentía y dedicación, suelen estar aislados, sin apoyo ni recursos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019 la demencia, cuyos casos se atribuyen entre 60% y 70% a la enfermedad de Alzheimer, generó un costo económico global de 1,3 billones de dólares, de los cuales la mitad proviene del cuidado informal, brindado principalmente por familiares.

Numerosas asociaciones activas en este ámbito intentan romper este aislamiento. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, las iniciativas siguen siendo limitadas, incluso escasas, dada la inmensidad de las necesidades. En 2024, más de 55 millones de personas sufrirán demencia en todo el mundo y cada año se registran 10 millones de nuevos casos, según la OMS.

Para Fátima y para muchos otros cuidadores familiares, estos servicios siguen siendo inaccesibles. “No tengo familiares cercanos que me ayuden y no puedo permitirme pagar a alguien que cuide de mi madre. Estoy sola en esta lucha”, lamenta.

La demencia afecta desproporcionadamente a las mujeres. Según la OMS, ya sean pacientes o cuidadoras, las mujeres aportan el 70 % de las horas de atención a las personas con demencia.

Impulsados ​​por el amor que sienten por sus seres queridos, los cuidadores familiares sacrifican sus vidas por sus seres queridos. Sobre su madre, Fátima dice que no puede abandonarla, “ella me dio la vida y ahora me toca a mí cuidarla”, dice con la voz llena de emoción.

La demencia es la séptima causa de muerte en todo el mundo y una de las principales causas de discapacidad en los adultos mayores. Si bien la edad es un factor de riesgo importante, otros factores como la hipertensión arterial, la diabetes, el aislamiento social y la depresión también desempeñan un papel importante.

El Plan de acción mundial de la OMS sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025 tiene como objetivo priorizar la demencia, crear conciencia, reducir los riesgos y mejorar el diagnóstico y la atención.

La enfermedad de Alzheimer no sólo destruye los recuerdos, sino que también debilita a las familias. Por eso es fundamental que el cuidador familiar ya no esté solo, porque es a través de él que se transmite la dignidad del paciente.

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