Tras recibir la alerta del excursionista el martes a las 15.30 horas, se inició la búsqueda. Primero intervino el pelotón de gendarmería de alta montaña con base en Hohrod. En dificultades en la nieve cerca del lago Altenweiher, no se volvió a saber de este hombre de 33 años. Como su teléfono estaba descargado, no pudieron localizarlo.
También se desplegaron bomberos especializados en montaña. Tres cuidadores de perros y sus rastreadores Malinois fueron movilizados, interviniendo en condiciones extremas, sobre terreno helado, de noche, con temperaturas muy negativas, luchando por mantenerse en pie.
Además de los equipos caninos, los bomberos también contrataron a un piloto de drones y su cámara térmica. Pero en medio de la noche, el excursionista no apareció por ningún lado. La búsqueda tuvo que ser interrumpida alrededor de la 1 de la madrugada.
“Cuando es empinado y está helado, hay que dar la vuelta”.
Los socorristas del pelotón de alta montaña los recogieron el miércoles por la mañana, con el apoyo de un helicóptero de la gendarmería. A última hora de la mañana se encontró el cadáver del residente de Soultzmatt debajo de un camino que conduce a Rainkopf. Vestido con ropas oscuras, no era visible. Fue visto desde el helicóptero.
El excursionista cayó y chocó contra una roca. La fiscalía ordenó una autopsia. Se había aventurado con raquetas de nieve en terrenos helados: “En este tipo de terreno se necesitan grampones”, recuerda el capitán Locatelli, al mando del pelotón de alta montaña en el macizo de los Vosgos, “de lo contrario, hay que permanecer en terreno llano. Cuando está empinado y helado, hay que dar la vuelta”.
En una semana, los socorristas del pelotón de alta montaña intervinieron cinco veces para liberar a los excursionistas varados: “Les pedimos que no se movieran y los encontramos a todos”, explica el oficial.
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