erupción de entrenamiento en un futbolista

erupción de entrenamiento en un futbolista
erupción de entrenamiento en un futbolista
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Presentación

Un hombre de 27 años, hasta entonces en buen estado de salud, consultó por una erupción eritematosa y pruriginosa en las extremidades que se presenta de forma habitual pero en circunstancias muy concretas: únicamente después de un entrenamiento de fútbol.

Todo empezó cuando tenía 9 años, durante un partido de fútbol. Desde entonces, este fenómeno se ha repetido tras cualquier actividad física intensa -en particular el fútbol-, lo que lamentablemente le ha llevado a limitar progresivamente su práctica deportiva.

Examen

A los 23 años las lesiones evolucionaron:

  • Aparición de urticaria generalizada de 15 a 20 minutos después del inicio del ejercicio.

  • Lesiones cutáneas que desaparecen espontáneamente en dos horas, sin intervención médica.

  • ausencia de síntomas respiratorios (disnea, edema de labios o lengua, molestias faríngeas) o edema angioneurótico.

Cuando se le preguntó sobre posibles factores desencadenantes, no refirió ningún alimento, medicamento o sustancia ingerida antes del inicio de los episodios. No informa alergias conocidas y su historial médico se limita a la extracción de la muela del juicio. También afirma no consumir alcohol, tabaco ni drogas recreativas.

Durante los episodios agudos describe sensación de calor acompañada de enrojecimiento en la cara, sin otras manifestaciones sistémicas asociadas (disnea, dolor torácico o edema de las mucosas). Sin embargo, en los últimos tres meses la frecuencia e intensidad de los episodios habían aumentado, lo que le impulsó a buscar ayuda.

Examen y evaluación clínica.

Durante el examen clínico inicial, realizado fuera de un episodio agudo, el paciente se encuentra en buen estado general, sin signos de malestar o malestar aparente. La piel está sana, sin erupciones ni lesiones visibles, y el examen de las mucosas es anodino. El examen de las extremidades superiores e inferiores no revela anomalías (en particular, no hay edema) y los pulsos periféricos son simétricos y se sienten bien. La auscultación cardíaca encontró sonidos normales, sin soplos asociados, y la auscultación pulmonar fue normal, al igual que la exploración abdominal.

Las zonas ganglionares cervicales, axilares e inguinales quedan libres.

El examen neurológico tampoco encontró anomalías: fuerza muscular 5/5 en todos los miembros, reflejos normales y simétricos, sensibilidad conservada. El examen de otorrinolaringología tampoco tiene nada de especial.

Ya se han realizado análisis biológicos: el hemograma no presenta anomalías (leucocitos 7.500/mm³ con una fórmula leucocitaria dentro de los límites normales). Los niveles totales de inmunoglobulina E (IgE) aumentan ligeramente (110 UI/ml). Las valoraciones funcionales hepáticas y renales, por su parte, son completamente normales.

En el lado de las imágenes, una radiografía de tórax no muestra ninguna anomalía. Se realiza un ecocardiograma transtorácico para descartar una causa cardíaca de estos síntomas inducidos por el esfuerzo físico. Este examen es normal, sin signos de miocardiopatía o disfunción valvular. Finalmente la espirometría concluyó que los volúmenes y capacidades pulmonares eran normales, sin indicios de broncoespasmo.

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