Las personas sanas que desarrollan complicaciones graves tras una infección por virus respiratorios, como la gripe, el VRS o la COVID, producen cantidades muy elevadas de una proteína enzimática implicada en el metabolismo de los lípidos: un descubrimiento bioquímico intrigante que podría permitir identificar rápidamente a los pacientes de alto riesgo y mejorar su tasa de supervivencia.
Las infecciones por los principales virus respiratorios circulantes (influenza, VRS y, más recientemente, COVID) son generalmente bastante leves, pero pueden ser mucho más peligrosas para determinadas personas en riesgo, en particular las personas mayores y las afectadas por otras enfermedades (comorbilidades).
Estas infecciones graves son causadas por alteraciones importantes en la respuesta inmune, en particular la creación de una tormenta de citocinas (hipercitoquinemia) que puede provocar daños pulmonares importantes y la muerte en personas infectadas.
Las citoquinas son moléculas importantes secretadas en la sangre y sirven como comunicadores moleculares entre las células del cuerpo para la respuesta inmune e inflamatoria.
Saludable, pero aún vulnerable
Aunque la mayoría de las muertes asociadas a infecciones respiratorias se observan en esta población de personas de mayor riesgo, lo cierto es que una proporción importante de los casos de infecciones respiratorias graves también afectan a personas sanas, sin ningún factor de riesgo aparente.
Por ejemplo, en un estudio se informó que entre los pacientes hospitalizados debido a la influenza durante la temporada 2015-2016, más del 60% de ellos no tenían ninguna enfermedad subyacente (1).
Por lo tanto, existen claramente otros factores de riesgo de infecciones graves que son independientes de la edad o el nivel de salud general.
Enzima fuertemente creciente
En un estudio a gran escala que ha reunido a investigadores de una quincena de institutos médicos de todo el mundo, acabamos de destacar uno de los principales factores que podrían explicar este misterio (2).
Los investigadores primero analizaron muestras de sangre tomadas de algunas personas que murieron a causa de la gripe aviar H7N9, que se propagó por primera vez a los humanos en 2013.
Al comparar las muestras con las de otras personas que habían sobrevivido a la infección, observaron (como era de esperar) que los casos fatales tenían niveles más altos de inflamación causada por una “tormenta de citoquinas”.
Fue un análisis más detallado de los genes expresados por los pacientes al ingresar al hospital lo que arrojó el resultado más sorprendente: ¡los niveles de una enzima llamada oleoil-ACP hidrolasa (OLAH) aumentaron 82 veces en comparación con los sobrevivientes!
Este dramático aumento en los niveles de OLAH también se ha observado en otros tipos de infecciones pulmonares virales.
Por ejemplo, se ha observado que los pacientes con gripe estacional muy enfermos (con ventiladores) tienen niveles mucho más altos de OLAH que los controles sanos.
Los niveles de expresión de OLAH también fueron elevados en pacientes con COVID-19 grave, así como en niños hospitalizados tras una infección por el virus respiratorio sincitial (VRS).
Gotas de lípidos
Este importante papel de OLAH en la gravedad de las infecciones virales es completamente inesperado, porque esta enzima participa en la síntesis de ácidos grasos y, por lo tanto, a primera vista no tiene ningún vínculo con la respuesta inmune a los virus.
Sin embargo, los investigadores descubrieron que los niveles elevados de la enzima provocaban un aumento de las gotitas de lípidos en la sangre, lo que, a su vez, sobreactivaba la inmunidad al simular una infección microbiana y conducía a una producción excesiva de citocinas inflamatorias.
También parece que la replicación del virus se ve favorecida en gran medida por el aumento de la producción de lípidos, lo que obviamente podría contribuir a la gravedad de la infección.
La razón por la que algunas personas tienen niveles tan altos de expresión de OLAH sigue siendo desconocida, pero este fenómeno podría servir como biomarcador bioquímico para predecir la progresión de la enfermedad y ayudar a gestionar mejor las intervenciones tempranas (priorización de pacientes, ventilación artificial, administración de esteroides) en pacientes con riesgo de muerte. .
A largo plazo, estos resultados también sugieren que la OLAH podría constituir un objetivo para el desarrollo de nuevas terapias para proteger contra enfermedades respiratorias graves. ¡Un arma más en nuestra guerra contra estas temidas infecciones!
REFERENCIAS
(1) Puig-Barberá et coll. «Epidemiología de la gripe y eficacia de la vacuna contra la gripe durante la temporada 2015-2016: resultados de la Red Mundial de Vigilancia Hospitalaria de la Gripe». Infección BMC. Dis. 2019; 19: 415.
(2) Jia X y col. “La alta expresión de oleoil-ACP hidrolasa es la base de enfermedades virales respiratorias potencialmente mortales”. Celúla 2024; 187: 4586-4604.e20.