En Vannes, la Liga contra el Cáncer cofinanció dos cascos refrigerantes para el centro hospitalario

En Vannes, la Liga contra el Cáncer cofinanció dos cascos refrigerantes para el centro hospitalario
En Vannes, la Liga contra el Cáncer cofinanció dos cascos refrigerantes para el centro hospitalario
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La alopecia suele ser uno de los efectos secundarios del tratamiento de quimioterapia.

En el centro hospitalario Bretagne Atlantique (CHBA) de Vannes, desde hace varios años, se ofrece una técnica en particular a las mujeres en el hospital de día de oncología-hematología. El objetivo: prevenir o reducir la caída del cabello.

Cascos enfriados a menos de 4°C

Estos cascos de silicona se enfrían a una temperatura de -4°C, lo que provoca una vasoconstricción de los vasos del cuero cabelludo. El casco se coloca 30 minutos antes de la quimioterapia y se usa entre una hora y una hora y media después. Como señalan cinco enfermeras que trabajan en oncología-hematología, “este uso se hace por prescripción médica”. Se moja previamente el cabello y se aplica un acondicionador en el cuero cabelludo antes de aplicar el casco.

Hay casos en los que esta técnica no es recomendable: si el paciente sufre migraña o cáncer cerebral.

Mejor aceptar la quimioterapia

“Estos cascos flexibles pueden ser una ventaja para que se acepte la quimioterapia, ya que las mujeres temen perder el cabello”, subraya la oncóloga Camille Poirier. El 95% de las mujeres con cáncer de mama tienen esta proposición. Estos cascos diseñados en Inglaterra hace unos veinte años (marca Paxman) cuestan más de 20.000 euros cada uno. El centro hospitalario de Bretaña Atlántica financió uno y la Liga contra el Cáncer otro (24.000 euros). Uno de los dos se utilizará en el sitio de Auray.

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