Los tripulantes del avión que se estrelló en Brasil el 9 de agosto, matando a 62 personas, informaron de un problema con el sistema de deshielo del avión antes del accidente, según un informe preliminar de investigación presentado este viernes.
El accidente de un avión bimotor del fabricante franco-italiano ATR fue el peor desastre aéreo en suelo brasileño en 17 años.
El vuelo, operado por la compañía brasileña Voepass, despegó de Cascavel, en el estado de Paraná (sur), con destino al aeropuerto internacional de Guarulhos, en Sao Paulo.
Se estrelló en Vinhedo, a unos 80 kilómetros al noroeste de Sao Paulo, estrellándose contra el jardín de una casa en una zona residencial, matando a los cuatro tripulantes y 58 pasajeros a bordo.
Impresionantes videos filmados por vecinos y compartidos en redes sociales muestran al avión en caída libre. La aeronave perdió 4.000 metros de altitud en un minuto.
Casi un mes después del accidente, un informe preliminar de investigación fue presentado por las autoridades brasileñas: indica que las conversaciones grabadas en las cajas negras muestran que “los tripulantes reportaron un problema en el sistema de deshielo” de la aeronave.
Un minuto antes de que el avión empezara a perder altura, la grabación identifica al copiloto diciendo que había “mucho hielo”, explicó el Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos de Brasil (Cenipa).
El informe también señala que el vuelo se realizó “en condiciones de severas heladas”.
Pero el titular de Cenipa, Marcelo Moreno, aclaró en conferencia de prensa que aún no es posible confirmar que el accidente se deba a un problema en el sistema de descongelación.
“Todavía es demasiado pronto para determinar la línea de investigación” sobre las causas del accidente, dijo.
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Según Cenipa, la aeronave, que volaba desde 2010, cumplía con todas las normas vigentes y contaba con las autorizaciones necesarias.
Fundada en 1995 bajo el nombre de Passaredo, Voepass es la cuarta mayor aerolínea del mercado brasileño, único país en el que opera. El último gran desastre en suelo brasileño se produjo en 2007, cuando un Airbus A320 de la aerolínea brasileña TAM falló su aterrizaje en el aeropuerto de Congonhas y se estrelló contra un buque de carga, matando a las 187 personas que iban a bordo y a 12 personas en tierra.
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