Hijo del ilustre Thione Ballago, Wally Seck supo imponer su propio estilo y convertirse en una figura imprescindible del panorama musical senegalés. Entre la herencia de su padre y sus atrevidas innovaciones, capta la atención de una juventud ávida de ritmos festivos, mientras enarbola los colores de la música senegalesa a nivel internacional.
Como dice el refrán, “el infierno no miente”. Sin embargo, existe una diferencia entre el estilo del padre y el del hijo. Wally Seck, lo reconocemos, canta bien con un estilo original, pero muy diferente al de su difunto padre, Thione Ballago Seck. Este último fue un excelente letrista y un buen cantante de amor. Wally, por su parte, tiene un estilo plural, tanto musical como indumentariamente. Impulsado por un duro trabajo y una clara visión artística, el cuarentón supo liberarse de la sombra de su padre para convertirse en una figura imprescindible de la música senegalesa y sigue impresionando a los melómanos.
Abandonando su sueño de convertirse en futbolista, su padre le encontró un lugar en su grupo “Raam Daan”. A su regreso a su país natal, Wally comenzó, desde su más tierna infancia, a tararear y imitar las canciones de su padre. El regreso del niño prodigio dejó su huella y sedujo a muchos con el lanzamiento de su primer sencillo, “Bo-Dioudo”, a finales de 2007, un detonante de su carrera, seguido de su primer álbum, “Voglio”, que significa “querer” en italiano. Un álbum lanzado el 17 de diciembre de 2010, compuesto por siete temas, y que le permitió imponer su huella. “El fenómeno” se ha adaptado a las realidades sonoras del momento, que se apoyan más o menos en la dimensión digital de las máquinas. “Thione Seck fue el carisma y la fuerza de las letras, un excelente letrista, y Wally Seck fue más bien la fuerza de los ritmos y su capacidad de polarizar al público sobre su persona”, compara Guissé Pène, consultor y formador. en el entorno jurídico de la música.
Un icono de escenario y estilo.
Según Alioune Diop, periodista y crítico musical de Radio Senegal Internacional (Rsi), la música de Wally Ballago tiene una velocidad más o menos superior a la de su padre, que se inspiraba mucho en los sonidos orientales, tanto en el ámbito musical como en el en el campo del canto. Para él, la música de Wally es diferente a la de su padre en términos de ritmo. Wally, dice, sabe cómo hacer que los instrumentos vibren de verdad, incluso si la columna vertebral de su orquesta todavía está formada por los músicos de su padre. “La percusión de Wally es mucho más groove que la de su padre. Es decir, sus percusiones son mucho más fuertes”, afirma el periodista. Luego, añade, aunque el aspecto rítmico es bastante groove, los otros instrumentos ofrecen orientaciones sonoras más o menos transversales. A veces es agudo, a veces es pesado. A veces también las orientaciones sonoras adquieren un carácter francamente medio, es decir, entre las dos tendencias, aguda y pesada.
A pesar de esta diferencia de estilo, el joven “Faramareen” se beneficia de una herencia paterna. “Hijo de un cantante que ha hecho una carrera excepcional en la música senegalesa, Wally aprovechó esta oportunidad para establecerse bien en la escena musical y empezar con buen pie”, explica el analista Guissé Pène. Consciente de esta ventaja, el artista ha reposicionado su éxito hacia los jóvenes, aquellos que conocen muy poco al patriarca, y su música va ganando cada vez más terreno. Música que, en un principio, estaba destinada a los niños, pero que poco a poco se fue ampliando a los jóvenes. Hoy en día, incluso las personas mayores han empezado a escuchar atentamente sus obras. “Su música ha evolucionado mucho. Se consume en oficinas, en hogares e incluso en el tráfico rodado. Y luego, con otras nacionalidades en su orquesta, creo que jugó un papel bastante importante.
Quiero hablar de su guitarrista, que nos llega desde Mali. Por eso esta mezcla es muy importante”, subraya Alioune Diop. Para él, Wally supo adaptarse a los estilos musicales que existían antes de su llegada. Escuchó atentamente lo que sucedía en la escena senegalesa antes de hacer una síntesis, que afectaba a casi todos los niveles de la sociedad. “Está siguiendo los pasos de su padre y tiene mucho mérito. Y luego, en términos textuales, aborda temas muchas veces vinculados al amor, pero también otros que remiten a su pertenencia socioétnica”, añade el crítico musical.
El favorito de la generación más joven.
Con un estilo de canto original, una voz preciosa, suave y sobre todo lánguida, si le sumamos su físico de cuarentón adinerado y su capacidad para ambientar su música, entendemos perfectamente por qué muchas chicas y chicos jóvenes apresurado en sus conciertos: un artista que responde bien a las necesidades de los jóvenes. Con más del 54% de jóvenes en Senegal, Wally Seck ha sabido captar la atención de esta generación ávida de ritmos y momentos festivos. “Entendió que este joven está enamorado del ambiente y de la música. Les proporciona este placer imponiendo su estilo”, explica Guissé Pène.
Al inicio de su carrera, su nombre hacía referencia naturalmente a su ilustre padre, considerado uno de los más grandes letristas de Senegal. Sin embargo, Wally logró establecerse con su propio estilo. “Hoy logró darse un nombre. Cuando decimos Wally, todo el mundo sabe quién es”, subraya siempre el experto en música.
Debe esta emancipación artística a una fuerza laboral excepcional y a una visión decididamente centrada en la innovación. No duda en explorar nuevos registros, colaborar con artistas internacionales y experimentar con diferentes estilos, más allá del tradicional Mbalax.
Colaboraciones estratégicas
El niño mimado de la música senegalesa no sólo sigue las expectativas de su público; él les da forma. Gracias a sus ritmos pegadizos y su capacidad de polarizar la atención, Wally se ha convertido en una verdadera voz para la juventud senegalesa, en el escenario y a nivel internacional.
Otro dato destacable es que en los últimos años ha multiplicado los duetos, ya sea con artistas locales como Mia Guissé y Amadeus, o con estrellas internacionales. Colaboraciones que enriquecen su repertorio y fortalecen su profesionalidad. “Cada dueto es una experiencia compartida que lo potencia artísticamente. Estas asociaciones también le permiten explorar nuevos horizontes musicales, como los formatos acústicos o las músicas del mundo. Hoy, si no compartimos, no ganamos”, analiza Guissé Pène, destacando la importancia de estos intercambios para la carrera de un artista.
Aliou Diop coincide: “Hoy en día, hacer dúos es de capital importancia en la carrera de un artista y Wally aprovechó esta oportunidad. Te permite salirte del repertorio de tu orquesta y evitar la monotonía”. Así, incluso en términos de marketing, estos dúos atraen la atención de otro público, a veces con hombres, a veces con mujeres, y permiten mantener un cierto equilibrio en términos de carrera. “A veces son artistas más jóvenes que él, y eso es una ventaja, porque los más jóvenes siempre vienen con toques nuevos”, apunta el periodista.
Pero si a menudo se compara a Wally Seck con Michael Jackson por su atrevido estilo de vestir en el escenario, Guissé Pène nos recuerda que esta extravagancia es una estrategia bien pensada. “El artista es el espectáculo. En el escenario, Wally llama la atención con trajes escénicos cuidadosamente elegidos, pero fuera del escenario permanece simple y modesto. » Este esfuerzo de puesta en escena contrasta con la actitud a veces casual de otros grupos en Senegal. Para Guissé Pène, la uniformidad en la presentación escénica podría reforzar la belleza de los espectáculos y contribuir a la profesionalidad de los artistas senegaleses.
Hoy, Wally Seck es uno de los embajadores más destacados de la música senegalesa. Representa con orgullo a su país en todo el mundo y da nueva vida a “Mbalax”. Su capacidad para dirigirse a toda una generación y su colaboración con talentos de diversos orígenes lo han convertido en un ícono contemporáneo y un actor importante en la influencia cultural de Senegal.
Por Adama NDIAYE
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