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Maduro invirtió para un tercer mandato: un “golpe de Estado”

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“Di lo que quieras, haz lo que quieras, pero esta inauguración constitucional no se pudo impedir y es una gran victoria para la democracia venezolana”, dijo Nicolás Maduro.

AFP

“Lo juro”: el presidente saliente de Venezuela, Nicolás Maduro, con el apoyo del ejército y una administración bajo órdenes, prestó juramento el viernes para un tercer mandato de seis años en una ceremonia calificada de “golpe de Estado” por la oposición.

“Juro que este nuevo mandato presidencial será de paz, prosperidad, igualdad y nueva democracia”, le dijo al presidente de la Asamblea, Jorge Rodríguez, quien luego declaró: “usted está investido como presidente constitucional.

Una vez alrededor del cuello el pañuelo presidencial y el gran “collar de la llave del Arca”, que abre el sarcófago de Simón Bolívar, Maduro insistió: “Di lo que quieras, haz lo que quieras, pero esta toma de posesión constitucional no se puede impedir”. y es una gran victoria para la democracia venezolana.

Ante un ruido que interrumpió la ceremonia de inauguración, el presidente Maduro bromeó: “¿Alguien se cayó? ¿Edmundo ha llegado?”, antes de continuar “Como estoy esperando su llegada, estoy un poco nervioso”. Esta broma la hizo sobre su rival en las encuestas, Edmundo González Urrutia, quien proclama su victoria en las elecciones presidenciales y había prometido prestar juramento en lugar de Maduro.

Ceremonia avanzó sin previo aviso

La ceremonia, inicialmente prevista para el mediodía, se adelantó una hora y media, sin previo aviso. Nicolás Maduro llegó al Palacio de la Asamblea Nacional alrededor de las 10:30 hora local, pasando entre un cerco de militares vestidos de gala antes de ingresar al edificio donde estrechó largamente la mano del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, el de los raros jefes de estado presentes con el presidente nicaragüense Daniel Ortega.

También estaban allí la mayoría de las figuras en el poder, incluidos el ministro del Interior, Diosdado Cabello, y el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, figuras clave en la represión de los disturbios postelectorales.

“Se ha consumado un golpe de Estado”, reaccionó inmediatamente la principal coalición opositora, Plataforma Unitaria, en un comunicado publicado en las redes sociales, denunciando una “usurpación del poder por parte de Nicolás Maduro, apoyado por la fuerza bruta y desconociendo la soberanía popular expresada con contundencia”. el 28 de julio. “Es Edmundo González Urrutia”, el candidato de la oposición en las elecciones presidenciales, “quien debe tomar posesión hoy o mañana. La voluntad del pueblo será respetada”, concluye el texto.

El área alrededor de la Asamblea en el centro de Caracas fue acordonada por la policía mientras la televisión pública transmitía imágenes de cientos de partidarios de Maduro marchando por las calles. El gobierno cerró la frontera con Colombia en la madrugada del viernes, citando un “complot internacional destinado a perturbar la paz de los venezolanos”.

Un simulacro, para Estados Unidos

Estados Unidos denunció rápidamente una “fraude” e impuso nuevas sanciones contra Caracas, en particular aumentando la recompensa a 25 millones de dólares por cualquier información que condujera a llevar al líder venezolano ante la justicia.

Londres describió a Nicolás Maduro como “ilegítimo” e impuso sanciones contra quince personas clave en el poder.

Maduro “no tiene legitimidad democrática”, reaccionó la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas. “La Unión Europea está al lado de quienes defienden los valores democráticos en Venezuela”, añadió.

La ceremonia de inauguración se produce un día después de las manifestaciones de la oposición que impugnan la victoria del jefe de Estado socialista de 62 años en las elecciones del 28 de julio, cuya proclamación fue seguida de disturbios mortales y miles de arrestos. El candidato opositor Edmundo González Urrutia afirma haber ganado esta elección y repitió el jueves en República Dominicana que él era el “presidente electo”. Sin doblegar al que sucedió a Hugo Chávez en 2013 y desde entonces gobierna Venezuela con mano de hierro.

“¡No tenemos miedo!”

El jueves, el gobierno convocó a una marcha en apoyo al presidente Maduro en la capital, mientras que la oposición organizó una manifestación durante la cual su líder, María Corina Machado, que vive escondida desde las elecciones, apareció por primera vez en público. desde agosto. “¡No tenemos miedo!”, corearon miles de manifestantes reunidos ante el llamamiento de la oposición.

Una cierta confusión marcó el final del día, cuando la oposición anunció la detención “violenta” de su líder María Corina Machado y luego su liberación. El gobierno negó esta versión de los hechos y el fiscal general, Tarek William Saab, denunció “una operación psicológica con miras a desencadenar la violencia en Venezuela”.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó vencedor a Maduro con el 52% de los votos, pero sin publicar el acta, alegando ser víctima de un hackeo informático, una hipótesis considerada poco creíble por muchos observadores. El anuncio del CNE provocó manifestaciones en toda Venezuela, que fueron duramente reprimidas. Resultados de los disturbios postelectorales: 28 muertos, más de 200 heridos y 2.400 personas detenidas por “terrorismo”.

Al igual que durante las manifestaciones de 2014, 2017 y 2019, que dejaron más de 200 muertos, Maduro pudo contar con el apoyo del ejército, pilar de su poder, así como con la justicia a las órdenes.

“El sector militar es aún más crucial que antes de las elecciones. Sin control de las instituciones militares, el gobierno se encontraría con un poder extremadamente precario”, explica Mariano de Alba, analista de relaciones internacionales que trabaja en Londres.

(afp)

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