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El rápido desarrollo del comercio online se basa en gran medida en lo que los expertos llaman la “economía de la atención”. Este modelo económico se basa en la capacidad de los anunciantes de captar la atención de los usuarios de Internet para presentarles anuncios específicos. Pero según algunos investigadores, el auge de la inteligencia artificial generativa podría transformar esta dinámica en lo que llaman una “economía de intención”. En este nuevo paradigma, la IA podría decodificar las intenciones de los usuarios, guiar sus elecciones y monetizar esta información en beneficio de los anunciantes.
Cada vez más usuarios de Internet interactúan a diario con chatbots, ya sea en su vida personal o profesional. Estas herramientas, diseñadas para imitar la comunicación humana, ofrecen intercambios fluidos y naturales. En diversas formas –asistentes virtuales (como Alexa o Siri), tutores digitales o avatares personalizados (como Replika)– estas tecnologías están cada vez más cerca de los usuarios.
Esta creciente familiaridad hace que los usuarios de Internet sean más propensos a aceptar sugerencias de IA, un fenómeno que, según un estudio publicado en el Revisión de ciencia de datos de Harvard según investigadores de la Universidad de Cambridge, podría convertirse en una importante palanca de marketing. Los autores del estudio advierten, sin embargo, que estas herramientas podrían utilizarse para influir en las decisiones de los usuarios interviniendo muy tempranamente en su proceso de compra.
Interacciones que generan una gran cantidad de datos personales
«Qué expresan los usuarios durante una conversación [avec une IA]la forma en que lo hacen y las inferencias en tiempo real que pueden resultar son mucho más íntimas que simples rastros dejados en línea», subraya el Dr. Yaqub Chaudhary, coautor del estudio, en un comunicado de prensa oficial.
Según el investigador, estos sistemas en evolución ya son capaces de recopilar y analizar datos conductuales, emocionales y psicológicos en cantidades considerables. “Vemos que estas herramientas de IA están diseñadas para inferir, registrar y explotar objetivos humanos, incluso convirtiéndolos en mercancías.», añade.
Además, esta relación de confianza inducida por la fluidez de los intercambios podría animar a los usuarios a compartir más información, permitiendo así a la IA comprender mejor sus emociones y contextos sociales para perfeccionar su uso de los datos.
¿La personalización llevada al punto de la manipulación?
La información recopilada durante estas interacciones permite a la IA crear perfiles de comportamiento extremadamente detallados. Luego se utilizan para predecir y, a veces, influir en las decisiones futuras de los usuarios. En el ejemplo citado por el estudio, un chatbot pregunta a un usuario: “¿Has pensado en ver a Spider-Man esta noche?».
Luego, sutilmente incita a la compra: “Mencionaste que te sentías sobrecargado de trabajo. ¿Debería reservarte esa entrada para el cine de la que hablamos?“. Esta sugerencia aparentemente inocente es el resultado de un sofisticado mecanismo comercial basado en monetizar las intenciones de los usuarios.
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Según los investigadores, estas intenciones podrían convertirse en un recurso monetizado a través de sistemas de pujas publicitarias en tiempo real, como ocurre con el targeting estándar actual. Las empresas rivales podrían entonces apostar por dirigirse a los usuarios en los momentos más oportunos.
Si bien abre nuevas perspectivas para las empresas, esta práctica plantea interrogantes sobre el respeto a la privacidad y la ética. “Necesitamos pensar ahora en el impacto potencial de este mercado en pilares esenciales de la sociedad, como elecciones libres, una prensa independiente y una competencia justa.», advierte el Dr. Jonnie Penn, coautor del estudio.
Fuente: Revisión de ciencia de datos de Harvard
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