Ante la lentitud de las ventas y la caída de la competitividad, Volkswagen ha sellado un acuerdo histórico destinado a reducir sus costes operativos. El fabricante alemán planea eliminar más de 35.000 puestos de trabajo de aquí a 2030, evitando al mismo tiempo despidos directos y cierres de fábricas.
Una gran reestructuración para salir de la crisis
Volkswagen, buque insignia de la industria automovilística europea, atraviesa un período crítico. El viernes pasado, después de 70 horas de intensas negociaciones, La dirección y los sindicatos han llegado a un acuerdo para eliminar alrededor del 29% de la plantilla de la marca en Alemania, o más de 35.000 puestos. Estas salidas se realizarán mediante prejubilaciones y no reposiciones, quedando excluidos los despidos económicos.
El objetivo es claro: reducir el exceso de capacidad en las diez fábricas alemanas y recuperar la competitividad minada por la caída de las ventas y el aumento de la competencia. “Hemos encontrado una solución que garantiza puestos de trabajo, preservando al mismo tiempo la producción e invirtiendo en el futuro”, afirmó el negociador de IG Metall, Thorsten Gröger.
Gracias a este acuerdo, el grupo espera lograr un ahorro de 4.000 millones de euros. A cambio, los empleados aceptan concesiones, en particular la reducción de determinadas bonificaciones y el estancamiento de los salarios.
Mantenimiento de los sitios de producción de Volkswagen.
El acuerdo prevé el mantenimiento de las diez fábricas alemanas, una victoria de los sindicatos frente a los planes iniciales que preveían el cierre de dos plantas. Sin embargo, hay que tener en cuenta varios ajustes: la sede de Dresde, especializada en electricidad, será reasignada sin especificaciones. La producción del Golf eléctrico, prevista para finales de la década, será repatriada a Wolfsburgo, sede histórica de la marca.
La fábrica de Zwickau, dedicada a los vehículos eléctricos, verá la no renovación de contratos temporales a partir de 2025. Elecciones estratégicas que reflejan los desafíos a los que se enfrenta Volkswagen. Su retraso en el segmento híbrido y sus modelos eléctricos considerados poco atractivos están frenando su transición energética. El mercado europeo cayó un 1,9% en noviembre, tendencia que penaliza gravemente al grupo.
Si el acuerdo evita un conflicto social importante, con la amenaza de una huelga general a partir de enero, las tensiones persisten. La dirección del fabricante ya había despertado la ira de los sindicatos al considerar la posibilidad de trasladarse a Polonia y México.
Christine Benner, presidenta de IG Metall, también denunció “ años de malas decisiones » de la gestión, en particular en la gestión del escándalo Dieselgate. A pesar de un ligero repunte en el mercado de valores, Volkswagen sigue bajo presión. Las dinastías Piech, Pötsch y Porsche, accionistas mayoritarios, exigen resultados rápidos. La pregunta sigue siendo: ¿será este plan suficiente para revertir un gigante que está experimentando cambios industriales?
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