Ya se vislumbra un no a la iniciativa por la responsabilidad ambiental

Mal comienzo para la iniciativa de los Jóvenes Verdes, que quiere obligar a la economía suiza a evolucionar dentro de los límites de la naturaleza.

A poco menos de dos meses de la votación del 9 de febrero, una mayoría relativa del 49% de los ciudadanos se opone al texto, mientras que sólo el 45% está a favor y el 6% sigue indeciso, según el primer sondeo de la RSS realizado por el instituto gfs.bern.

La propuesta de los Jóvenes Verdes tampoco convence a la mayoría de los suizos en el extranjero. La diáspora, que suele votar de forma más ecológica, se muestra sin embargo algo más favorable: el 48% apoya el texto, el 47% está en contra y el 5% aún no tiene una opinión definitiva.

La iniciativa polariza fuertemente la opinión. El electorado de la izquierda y del Partido Liberal Verde (PVL/centro) lo apoya claramente, mientras que los de los demás partidos de derecha y centro lo rechazan masivamente.

La encuesta de opinión también muestra que el texto divide a las mujeres, que lo aprueban con un 56%, y a los hombres, que lo rechazan con un 59%. “Esto corresponde a una tendencia bien establecida: las mujeres se están posicionando más a favor de la ecología”, comenta la politóloga de gfs.bern Martina Mousson.

Los jóvenes también apoyan principalmente el texto y están más movilizados de lo habitual, según muestra la encuesta. Probablemente esto esté relacionado con el hecho de que la iniciativa surgió de la sección juvenil de Los Verdes.

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El problema es reconocido

Aunque la iniciativa no convence a los ciudadanos, la mayoría reconoce la necesidad de preservar el medio ambiente. Dos tercios de los encuestados por gfs.bern creen que hoy ya consumimos los recursos del mañana y que, por tanto, los cimientos de nuestra existencia se ven amenazados.

Sin embargo, la misma proporción de personas considera que la implementación de la iniciativa crearía problemas. Temen especialmente que los precios aumenten y con ellos el coste de la vida. Esto iría en contra de la propia iniciativa, que pide a las autoridades públicas que no tomen medidas que provoquen injusticia social.

“Se reconoce el problema, pero la solución no es convincente. Los plazos y las prohibiciones impuestas por el texto parecen demasiado rígidos”, analiza Martina Mousson. Recuerda que el apoyo a las iniciativas tiende generalmente a disminuir durante la campaña, lo que sugiere claramente un fracaso de la iniciativa del 9 de febrero.

El hecho de que la iniciativa sea el único punto sometido a votación ese día también podría perjudicarlo, según Martina Mousson, porque la movilización suele ser menos importante cuando las votaciones federales giran en torno a un solo tema.