Hay temores crecientes sobre la inteligencia artificial (IA), alimentados por predicciones alarmistas sobre el advenimiento de una superinteligencia que superará a la humanidad. Sin embargo, la historia de la IA está plagada de predicciones similares que nunca se han hecho realidad. En lugar de temer a la IA autónoma y todopoderosa, el verdadero peligro reside en cómo los humanos lo usan y explotan.
Del abuso involuntario a la manipulación intencional
La IA, incluso imperfecta, puede ser una fuente deerrores considerables si confiamos ciegamente en sus resultados. Abogados han sido sancionados por utilizar ChatGPT para generar informes judiciales erróneoscon la IA tendiendo a inventar información. El uso indebido de la IA también puede ser intencionado, como lo demuestra la proliferación de deepfakesestas imágenes falsas hiperrealistas. A pesar de las salvaguardias establecidas, cada vez es más Difícil distinguir lo verdadero de lo falso.abriendo el camino a la manipulación y la desinformación.
La IA se puede utilizar para negar la realidad y sembrar dudas. Este fenómeno, conocido como el “dividendo del mentiroso”, permite a individuos u organizaciones rechazar acusaciones alegando que las pruebas están falsificadas. Ejemplos recientes ilustran esta preocupante tendencia: Tesla planteó la posibilidad de un deepfake para contrarrestar las acusaciones sobre seguridad del piloto automáticoy un político indio afirmó que las grabaciones de audio que lo implicaban eran falsas.
IA, una herramienta de marketing para productos cuestionables
Algunas empresas están aprovechando el revuelo en torno a la IA para promocionar productos con promesas infundadas. Las herramientas de IA se presentan como revolucionarias, aunque se basan en correlaciones superficiales y puede ser engañado fácilmente. Es el caso de determinados sistemas de selección de personal que pretenden predecir la idoneidad de un candidato para un puesto mediante el análisis de vídeos, pero que se dejan influenciar por elementos superficiales como usando gafas.
La IA y el riesgo de discriminación
El uso de la IA en áreas sensibles como la salud, la educación, las finanzas o la justicia penal plantea cuestiones éticas cruciales. Los algoritmos sesgados pueden privar a las personas de oportunidades esenciales o incluso acusarlas falsamente. En los Países Bajos, un algoritmo utilizado para detectar fraudes en materia de protección infantil dio lugar a acusaciones injustas de miles de padres.
En 2025, los riesgos relacionados con la IA no procederán de una hipotética superinteligencia, sino de cómo lo usan los humanos. Existe una necesidad urgente de examinar las implicaciones éticas de la IA y establecer salvaguardias para prevenir el abuso y la discriminación. En lugar de distraerse con escenarios de desastres de ciencia ficción, es crucial centrarse en los problemas concretos plantea la IA y encontrar soluciones para garantizar su uso responsable y justo de esta tecnología.
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