“El 14 como Calvados, el 14, repito, el 5”. En la sala André Blot, resuena la voz del presentador de la tradicional lotería de Navidad, agotada, con cincuenta premios en juego. A pocos metros, una treintena de jugadores de bolos juegan como en Provenza y prueban la jota a mediados de diciembre en la pista de petanca cubierta. Así es la vida este miércoles por la tarde en la tranquila localidad de La Bouëxière, a 25 kilómetros al noreste de Rennes. “Parece que sí, pero no es tan tranquilo”, desliza Alain, un jubilado del pueblo.
Desde hace varios meses, esta localidad rural de poco más de 4.500 habitantes atraviesa un período convulso. La culpa la tienen una decena de adolescentes de la ciudad, que causan estragos los fines de semana y durante las vacaciones escolares al anochecer. Todo empezó con etiquetas y contaminación acústica con el rugido de los scooters en mitad de la noche. Luego se produjeron daños, robos e intrusiones en edificios municipales. Hasta aquella noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, cuando el nuevo polideportivo que se iba a inaugurar fue vandalizado con la puerta de entrada arrancada y arrojados petardos a los vestuarios. El resultado son unos daños estimados en más de 50.000 euros.
“Los jóvenes no tienen nada que hacer afuera por la noche”
El colmo para el alcalde que, tras intentar dialogar con estos jóvenes y sus familias, decidió pasar a la acción. Y no sólo la mitad. El sábado, durante el consejo municipal, Stéphane Piquet anunció el establecimiento de un toque de queda para los menores de 15 años no acompañados. Una medida impactante que sorprende sobre todo por su duración, ya que estará vigente durante las vacaciones de Navidad y mucho más allá. “La limitación de las salidas nocturnas [est] establecido de 23 a 6 horas hasta el 16 de marzo de 2025 inclusive”, se puede leer en el decreto expuesto en el frontón del ayuntamiento. Si incumplen la prohibición, los menores, y especialmente sus familiares, tendrán que pagar una multa de 150 euros.
Tras su impulso, el electo, que no respondió a nuestras solicitudes, también emitió una orden para prohibir la circulación nocturna de scooters y motocicletas pequeñas en ciertos sectores de la localidad. En la ciudad de La Bouëxière, este ajuste de tuercas decidido por el alcalde está, por supuesto, causando revuelo. Pero no mucha gente se queja de ello. “No me sorprende, al menos debemos intentar ver si ayuda a aliviar las tensiones”, subraya Anaëlle. Thierry incluso considera que el alcalde no fue lo suficientemente estricto. “Tenían que tardar 21 horas o 22 horas”, asegura. De todos modos, los jóvenes no tienen nada que hacer afuera por la noche. También es culpa de los padres que dejan que sus hijos hagan cualquier cosa”.
Una medida difícil de aplicar
En opinión de todos, la vida es buena en La Bouëxière, donde la delincuencia sigue siendo mucho menor que en las zonas urbanas. “Con este toque de queda, tenemos la impresión de vivir en un mal barrio, aunque aquí esté tranquilo”, sonríe Nathanaël, 17 años. Pero tal vez eso pueda tranquilizar a los mayores”. Para Solène, “esta sigue siendo la estupidez de los jóvenes como siempre la ha habido”. “Pero es cierto que llevaron la estupidez muy lejos, así que tuvimos que tomar medidas drásticas para evitar que la situación empeorara”, continúa la joven madre, que conoce de primera mano a los jóvenes alborotadores. “No son grandes malos, sólo jóvenes que vienen de familias desfavorecidas con padres que han cedido un poco”, asegura.
Si la medida tiene bastante buena aceptación en el municipio, muchos se preguntan sobre su eficacia. “¿Cómo se pueden aplicar estos decretos sabiendo que ya no hay un policía municipal en la localidad y que la gendarmería está ubicada en la vecina localidad de Liffré? », subraya Sylvain Hardy, líder de la oposición. “No estoy convencida de que esto se respete y de todos modos no habrá nadie que pueda controlarlo”, afirma Emmanuelle. Pero intentarlo no cuesta nada, tal vez hará que algunas personas piensen y los padres sean más responsables y traerá calma”. Este es el deseo del ayuntamiento, que espera que esta descarga eléctrica permita “a los residentes seguir viviendo en un entorno agradable para todos”.
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