REPORTAJE – Las aldeas de la campiña de Damasco, muy afectadas durante los años de guerra, están viendo regresar a algunos de sus habitantes, armas en mano.
A la salida de Douma, a unos quince kilómetros de Damasco, los esqueletos de hormigón que perforan el horizonte contrastan con la suavidad agrícola de los olivos y los campos de coles. “ Debería estar en la cuarta fila, por aquí, no lo encuentro. 15 Marzo de 2015. Su fecha de muerte debe estar escrita en su tumba. », murmura Hatim al-Hafiri mientras examina las inscripciones dibujadas en las estelas mortuorias. Frente a los cientos de montículos de tierra pegados unos a otros, Hatim llora.
Unas lágrimas que enrojecen sus ojos. Enfrente, sobre un refugio de piedra está pintado: « Cementerio de los Mártires de Douma ». Al llegar la víspera desde Alepo, encontró el valor de visitar la tumba de su hijo, un joven combatiente muerto durante los enfrentamientos contra el ejército sirio. « Debajo de cada tumba puede haber más de 9 cuerpos enterrados para un solo nombre registrado »Hatim se desespera. Ante el número de víctimas de la guerra, los habitantes de Douma…
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