¿En qué piensas cuando te digo la palabra “accesibilidad”? Lo pregunto porque recientemente me preguntaba si podría seguir fácilmente lo que se decía en una reunión pública en línea.
Me recordó que la accesibilidad va mucho más allá de las rampas para sillas de ruedas o los ascensores adaptados. Es importante, por supuesto.
Pero la accesibilidad también afecta la forma en que se comparte y entiende la información, ya sea a través de tecnologías como Braille, herramientas digitales adaptadas o simplemente una actitud solidaria.
Hacer comprensible la información
Soy sordo y puedo oír gracias a un implante coclear. Mis mayores desafíos son la comunicación oral y el acceso a la información. Cuando no conozco el contexto, tengo que esforzarme más para comprenderlo. Además, las palabras que nunca he escuchado pueden frenarme. Pero cuando el contexto es claro y las palabras utilizadas me resultan familiares, puedo comprender mejor el significado de una oración. Entonces me siento incluido.
Cuando escuché por primera vez a un concejo municipal en línea, varias palabras me resultaron complejas. Incluso si estuviera allí, habría tenido dificultades para seguirlo. No siempre es posible leer los labios, en parte debido a la distancia entre los funcionarios electos y el público. Por suerte, tenía dos recursos a mi disposición: la Agenda de Chrome y los Subtítulos instantáneos. Estas herramientas me facilitaron el seguimiento de la reunión.
Es importante utilizar palabras sencillas y claras. Recuerdo una conferencia a la que asistí sobre la economía de Quebec. El orador explicó conceptos complejos de forma sencilla y sin jerga. Resultado: incluso aquellos que no tienen conocimientos económicos lo han entendido.
De eso se trata la accesibilidad: hacer que la información sea comprensible para todos, no sólo para quienes dominan un tema. Y eso también se aplica al mundo político. Cuanto más accesibles al público en general sean las palabras utilizadas, más permitirá incluir a diferentes personas en la discusión.
La actitud hace la diferencia
Las actitudes de las personas también juegan un papel clave en la accesibilidad. Por ejemplo, si voy a una tienda y el vendedor es grosero, eso no me motiva a comunicarles mis necesidades. Pero si la persona es cariñosa y abierta, el intercambio se vuelve mucho más placentero y efectivo.
Hoy, con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, quiero recordarles que la accesibilidad no se limita a rampas para sillas de ruedas o ascensores adaptados. Es igualmente importante pensar en cómo se comparte la información y la actitud que adoptamos hacia los demás.
Utilizando palabras sencillas, una actitud solidaria y haciendo accesible la información a través de diferentes medios (como subtítulos, braille o documentos digitales adaptados), contribuimos a hacer una sociedad más inclusiva. Estos gestos, a menudo sencillos, lo cambian todo para quienes los necesitan, con o sin discapacidad.
Kim Auclair
Presentador del podcast Capaces, emprender sin límites
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