“Cultura del silencio”, “sentimiento de impotencia” y “pérdida generalizada de confianza entre las partes interesadas y entre varios directivos”: estas son las principales conclusiones extraídas de un documento interno obtenido por La prensa sobre la capacidad de la CISSS de Laval para gestionar las malas conductas de los empleados en sus centros de rehabilitación juvenil.
Publicado a las 5:00 a.m.
Este informe, nunca hecho público, arroja nueva luz sobre el clima laboral que reinaba, alrededor de 2020, en los centros juveniles Cartier (niños) y Notre-Dame-de-Laval (niñas), centros de alojamiento sacudidos desde entonces por nuevos casos de abusos sexuales. .
Se señala a la dirección y al sindicato.
Así, cuatro expertos* recibieron el mandato de realizar consultas y recomendaciones sobre “la gestión de la conducta ética” en la CISSS de Laval después de que la organización se viera sacudida por el asunto Benoît Cardinal ocurrido en 2020.
Cardinal es el educador que renunció a su cargo tras acusaciones de comportamiento sexual inapropiado hacia nueve adolescentes. Una semana después de su renuncia, el hombre mató a su pareja; Asesinato premeditado por el que cumple cadena perpetua.
La prensa reveló el mes pasado que siete empleados, incluidos educadores, fueron despedidos o dimitieron durante una investigación por comportamiento sexual inapropiado desde 2019 en Laval. Estos casos se suman a otras dos situaciones en las que educadores fueron denunciados aunque ya habían renunciado o habían sido despedidos por otros motivos.
¿Pero cómo pudieron ocurrir tantos casos?
En Laval, “los centros de rehabilitación para adolescentes se enfrentan a lagunas importantes en su disposición a informar desviaciones de las expectativas debido a una pérdida generalizada de confianza entre las partes interesadas y muchos directivos en la capacidad del establecimiento para gestionar las malas conductas y en la capacidad del establecimiento para garantizar la protección de quienes informan”, concluyen los expertos.
Estos mismos expertos constatan un “sentimiento de impotencia dentro de los equipos de rehabilitación y del equipo directivo frente a la gestión de comportamientos inaceptables, tanto en términos de la magnitud de la tarea como de los resultados obtenidos”.
El problema de las “zonas grises”
En su informe de quince páginas se habla a menudo de la presencia de “áreas grises” en la aplicación del Código de Ética y Conducta de los Empleados.
Ubicados en estas “zonas grises”, comportamientos como la intimidación, el acoso, la denigración, las prácticas de intervención cuestionables, los comentarios inapropiados o sexualizados, los modales demasiado familiares, “ya sea dirigidos a clientes o compañeros, son con demasiada frecuencia trivializados, explicados o excusados”, leemos .
Con demasiada frecuencia, las acciones tomadas contra un empleado infractor transmiten un mensaje de complacencia e impotencia por parte de la organización, señalan los expertos.
Por ejemplo, los empleados que presenten un comportamiento inadecuado serán trasladados a otro departamento o sector de actividad. Se considera una forma de “comprar” la paz con el sindicato, lo que “aumenta el sentimiento de impotencia de los implicados frente a los colegas culpables”.
En los casos de falta flagrante, el mismo mensaje de complacencia se percibe cuando la conclusión del proceso disciplinario es la dimisión, y no el despido, “dejando margen para que el empleado infractor repita su conducta hacia clientes vulnerables en otra red o [une] otra región”, nuevamente según este informe.
“Varias partes interesadas cuestionan la posición del sindicato a la hora de obtener la medida menos severa posible para un empleado cuando éste es responsable de una falta grave o reiterada”, indican los expertos. La percepción es que la persona que denuncia un comportamiento inadecuado está “menos protegida por el sindicato que el empleado perjudicial para el medio ambiente”.
En la Alianza de Personal Profesional y Técnico de Servicios Sociales y de Salud (APTS), un sindicato que representa a muchas partes interesadas del PDJ, la representante nacional en Laval, Natacha Pelchat, dice: “Nuestra función es garantizar que cada miembro se beneficie de un trato justo y proceso disciplinario equitativo, representativo de la gravedad de la presunta falta de conducta. »
La APTS asegura que se toma “muy en serio la protección de los empleados que denuncian faltas de conducta”. Dicho esto, “es importante precisar que el mandato del sindicato es apoyar a sus afiliados, incluidos los querellantes y los empleados objeto de una denuncia, siempre que el proceso disciplinario no haya establecido responsabilidades”, indica M.a mí Pelchat.
Una cultura que está cambiando, reacciona la CISSS
Tras la publicación de este informe en junio de 2020, la CISSS de Laval encargó a un auditor externo, Alain St-Pierre, que arrojara luz sobre la cultura del centro de rehabilitación de jóvenes con dificultades de adaptación. En opinión de este auditor, el caso de Benoit Cardinal es “un incidente aislado más que un problema sistémico”.
“Si el establecimiento demuestra una alta capacidad de reacción en situaciones evidentes, su acción en términos de prevención o detección de conductas inaceptables podrá estructurarse mejor”, señala el auditor externo. Por lo tanto, queda trabajo por hacer para definir mejor y luego dar a conocer los límites de la organización y responder al comportamiento de la “zona gris”. »
Según esta auditoría externa, “todavía hay educadores que cambian de departamento para encontrarse con jefes percibidos como más “cool” o tolerantes o incluso para “evitar el calor”, o cuando han sido objeto de medidas disciplinarias o incluso de seguimiento. frecuentes ausencias por enfermedad.
A raíz de esta auditoría, “se puso en marcha un plan de acción con miras en particular al desarrollo de una cultura que fomente la denuncia y que sea apoyada en toda la organización”, especifica la asesora de comunicación del CISSS de Laval Marie-Eve Despatie-Gagnon.
Se han puesto en marcha diferentes medios para garantizar la “sostenibilidad de esta cultura que promueve la denuncia”, insiste el portavoz de la CISSS de Laval, en particular una gira del presidente y del director general para reunirse con los empleados, reuniones éticas en los diferentes equipos, tutorías de los empleados. con mayor antigüedad para los reclutas y la difusión de los canales de comunicación previstos para la denuncia.
La CISSS de Laval recuerda que no tolera ningún gesto inapropiado, de carácter sexual o de otro tipo, hacia los usuarios o miembros del personal.
*Los expertos citados en el informe son France Cookson, Jean Fallon, Diane Filiatrault y Jean-Simon Fortin.
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