Los irlandeses votan el viernes en unas elecciones legislativas que prometen ser reñidas, con los tres principales partidos empatados al final de una campaña relámpago dominada por la crisis inmobiliaria y el coste de la vida.
En las calles de Dublín, los carteles electorales están omnipresentes. Para el Sinn Féin, partido nacionalista de izquierda, “es hora de un cambio de gobierno”. Fianna Fail, de centroderecha, pide “avanzar juntos”, mientras que Fine Gael del primer ministro Simon Harris, también de centroderecha, promete “proteger la economía”.
Los electores están llamados a acudir a las urnas a partir de las 07H00 GMT para elegir a los 174 diputados que se sentarán en el Dail, la cámara baja del Parlamento de este país de la Unión Europea con una población de 5,4 millones de habitantes.
Simon Harris, jefe de gobierno desde abril, afrontó estas elecciones en una buena posición: este hombre de 38 años ha revitalizado el Fine Gael, en el gobierno desde 2011, pero sus errores durante la campaña se reflejaron directamente en las encuestas.
Un vídeo que lo muestra dándole la espalda a una trabajadora social mientras ella le explica sus dificultades ha sido visto más de 3 millones de veces.
Según el último sondeo de opinión antes de la votación, publicado el miércoles por la tarde, Fianna Fáil ocuparía el primer lugar con el 22% de los votos, por delante del Fine Gael (abajo) y del Sinn Féin (arriba), empatados con el 20%. Los independientes obtendrían el 14% de los votos.
“Hay impulso para el cambio”, proclamó el jueves Mary Lou McDonald, líder del Sinn Féin, antiguo ala política del grupo paramilitar IRA que luchó contra los británicos en Irlanda del Norte hasta el acuerdo de paz de 1998.
Fianna Fail y Fine Gael se han sucedido en el poder desde la independencia de Irlanda del Reino Unido en 1921.
Tras las últimas elecciones, en 2020, ganadas por número de votos por el Sinn Féin, los dos partidos centristas formaron una coalición de gobierno con los Verdes.
Simon Harris y Micheal Martin, líder de Fianna Fail y actual ministro de Asuntos Exteriores, descartaron durante toda la campaña cualquier coalición con el Sinn Féin.
– Sistema electoral complejo –
Los tres candidatos han hecho de la crisis inmobiliaria una prioridad.
Según el instituto europeo de estadística Eurostat, el gasto en vivienda representa el 50% de los ingresos de los hogares en Irlanda. Los alquileres aumentaron un 68% entre 2010 y 2021.
La crisis del costo de vida, la salud, la discapacidad y la inmigración dominaron los debates.
En los últimos días de campaña, Simon Harris expresó su preocupación por el “riesgo real de un shock económico” en Irlanda tras la elección de Donald Trump en Estados Unidos.
Una baja tasa impositiva corporativa ha permitido a Irlanda atraer a su suelo las oficinas centrales de grandes empresas digitales estadounidenses como Apple, Google y Meta.
Pero a Irlanda le preocupan los aranceles que podría imponer la administración Trump y las reformas en Estados Unidos con respecto a la tasa del impuesto corporativo que harían a Irlanda menos atractiva.
“El cambio de administración en Estados Unidos tendrá un impacto importante aquí, por lo que necesitamos un gobierno sólido y con experiencia”, afirmó Gerard, un académico de 55 años, reunido en el centro de Dublín por la AFP.
Este hombre, que no ha querido dar su apellido, afirma que, por tanto, votará a uno de los dos partidos de centroderecha.
Rachel McNamara, de 22 años, eligió al Sinn Féin. “Fianna Fail y Fine Gael llevan tanto tiempo en el poder. Deberían haber solucionado los problemas”, afirmó este empleado de una empresa. Todavía vive con sus padres en los suburbios de Dublín. “No puedo permitirme el lujo de alquilar”, dijo.
Se espera que una encuesta a boca de urna dé una idea de los resultados el viernes por la noche, después del cierre de los colegios electorales a las 22H00 GMT.
El recuento de votos comenzará el sábado por la mañana, pero podría tardar varios días debido al complejo sistema electoral de Irlanda.
A continuación comenzarán las discusiones para formar una coalición, ya que es muy poco probable que un partido obtenga suficientes votos para gobernar en solitario.
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