Desde la desaparición de Boualem Sansal el 16 de noviembre y la confirmación oficial, a través de la agencia de prensa argelina, de su detención por las autoridades argelinas en el aeropuerto, el gobierno francés camina con cautela. Por parte de la clase política francesa, como en el mundo de la cultura, el apoyo fue numeroso y los pedidos de su liberación, tan vehementes como la condena del régimen de Argel.
Pero hasta ahora ningún miembro del gobierno de Michel Barnier se ha atrevido a hacer el más mínimo comentario sobre este asunto. A lo sumo sabremos por el entorno del presidente de la República, Emmanuel Macron, que es “preocupado» por este asunto.
El 26 de noviembre, en la Asamblea Nacional, el diputado Guillaume Bigot interrogó directamente al jefe de gobierno, Michel Barnier, sobre las decisiones que se tomarían, pidiendo a Francia que reaccionara. “Todos conocemos este dicho del general De Gaulle: no podemos enviar a Voltaire a la embajada. En Argel, un régimen codicioso y brutal acaba de arrestar a Boualem Sansal, un Voltaire árabe, un Voltaire argelino, un Voltaire francés. Entonces, ¿a qué se debe este silencio opresivo por parte de su gobierno?», lanzó Guillaume Bigot.
La explicación planteaba que “Para que la diplomacia sea efectiva debe funcionar discretamente”. no convence en las filas de la Agrupación Nacional, porque recuerda el diputado, ante esta diplomacia silenciosa, “La detención, sin duda los malos tratos y la probable condena de un hombre de 75 años, que es una de las mejores mentes en árabe y francés, no fue discreta.“. Al poner dos maneras diametralmente opuestas de hacer las cosas una tras otra, Guillaume Bigot insiste recordando que esta detención “no es obra de un grupo terrorista“, pero de un país.
El diputado continúa su discurso desvelando las verdaderas intenciones del régimen argelino al detener a Boualem Sansal. “Es para un régimen el medio espectacular de silenciar el pensamiento crítico, de intimidar a los argelinos amantes de la libertad, a los cabilas que defendió Boualem Sansal, y también de intimidar a los millones de franco-argelinos que también deben aprender a guardar silencio.“, explica.
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Pero este acto de intimidación, cometido contra su propio pueblo, no es la única fechoría del régimen de Argel, que cada día cae un poco más en la dictadura instaurando un reino de terror. Guillaume Bigot no se equivoca, la junta militar también persigue otros objetivos porque “Este arresto es también una forma de desafiar y poner a prueba a nuestro país.», analiza acertadamente, en un momento en el que la decisión de Francia de reconocer el carácter marroquí del Sahara ha puesto histéricos a los septuagenarios, octogenarios y nonagenarios que gobiernan Argelia.
En efecto, denuncia el diputado RN, “¿Durante cuántas décadas hemos fingido no ver que este régimen nos desprecia y desprecia nuestra debilidad?», sin duda en referencia a las numerosas provocaciones de la junta militar contra Francia en los últimos años. Los ejemplos abundan, empezando por los giros radicales dados por la presidencia del país para perpetuar ad vitam aeternam su sacrosanta anualidad conmemorativa, los incesantes recordatorios de su embajador en París para mostrar su ira, e incluso su injerencia en los asuntos internos de Francia cuando el gobierno argelino emitió un comunicado de prensa denunciando el mal trato dado a sus conciudadanos argelinos en suelo francés tras la muerte de la joven Nahel.
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«Es hora de que la culpa cambie de bando.», truena Guillaume Bigot. Y para ello, el diputado presenta una estrategia implacable que pretende confrontar a los altos dignatarios argelinos que tienen intereses en Francia con su hipocresía y su doble discurso. El último ejemplo, citado por el parlamentario, es el del recién nombrado ministro argelino de Información, Mohamed Meziane, uno de los portavoces más vehementes del discurso anti-Francia en Argelia, y dos de cuyos hijos se educan en universidades parisinas.
Pero Mohamed Meziane, cuyo ministerio controla la APS, a quien debemos el despacho violento y burlesco de la APS anunciando la detención de “títere del revisionismo antiargelino», Boualem Sansal y castigar a Francia «macronito-sionista”, está lejos de ser el único ejemplo de este doble discurso hipócrita. Y Guillaume Bigot mete el pie en el plato al cuestionar el número de altos dignatarios del régimen argelino que tienen doble nacionalidad”,de los líderes del régimen argelino» que buscan tratamiento en hospitales franceses o incluso «ganancias mal habidas por los responsables de este régimen inicuo que están en París“. A todos estos ejemplos antinaturales, Guillaume Bigot ofrece una solución y pide una reacción firme: suspender los visados, o al menos amenazar con hacerlo, así como las transferencias de fondos entre los dos países.
De lo contrario, la ausencia de una reacción firme por parte del gobierno francés plantearía una cuestión fundamental, considera el diputado: “Q¿Cuánto vale la protección de un pasaporte francés?
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