Sin embargo, el Centro vive sus últimas semanas. A finales de diciembre estará cerrado. En opinión de la junta directiva de la organización sin fines de lucro que lo gestiona, la misión de “Cerfaux-Lefort” se ha cumplido con éxito. “El Centro fue fundado, después de la escisión de la universidad unitaria y de la división de sus bibliotecas, con el objetivo de recoger, clasificar y redistribuir, en beneficio de la UCLouvain, una inmensa cantidad [d’ouvrages]. Las donaciones gestionadas por el Centro han compensado en gran medida los déficits de las bibliotecas y de los centros de investigación del campus”, señala Lambert Isebaert, presidente de la CA. Sin embargo, en los últimos años, “el número de obras absorbidas por las bibliotecas de La “UCLovain ha disminuido considerablemente, hasta convertirse en algo completamente anecdótico”, añade en lo que respecta a la cooperación al desarrollo. “Parece que el envío de libros científicos usados a las bibliotecas de estos países. “Ya no es de uso principal, dada la mayor necesidad de publicaciones recientes (incluido el acceso a fuentes electrónicas de pago)”. En otras palabras, esta misión de ayuda a las bibliotecas extranjeras también ha llegado “a su fin”, subraya Lambert Isebaert. Como resultado, la rentabilidad del Centro ya no está asegurada.
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“El símbolo de la resistencia”
Sin embargo, estos motivos no convencen ni a la Asamblea de Estudiantes de Lovaina (AGL) ni al colectivo que apoya al Centro y que nació para luchar contra el cierre. A sus ojos, Cerfaux-Lefort defiende los valores de la Universidad de Lovaina: cooperación al desarrollo, desarrollo sostenible, transición ecológica, acceso social y democrático a la cultura (y a libros científicos difíciles de encontrar).
“Por lo tanto, no entendemos por qué la UCLouvain no actúa para salvar este lugar, lamentan Pascal Warnier y Raphaële Buxant, que dirigen el colectivo. Señalan que si la universidad no está directamente vinculada al Centro, está ubicada. “También estamos convencidos de que contiene un enorme potencial y que aún cumple sus estatutos cuyo objetivo es salvaguardar el patrimonio cultural y ayudar a los estudiantes e investigadores. Este otoño, por ejemplo, se enviaron cinco metros cúbicos de libros a la Universidad de Lviv en Ucrania. Además, a nivel belga, el mercado del libro de segunda mano está creciendo con fuerza. Podríamos aprovecharlo, ampliar la finalidad social del Centro, darle mayor visibilidad que le ha faltado. Para los estudiantes, para los habitantes de Lovaina la Nueva, para las universidades extranjeras, es una herramienta que no se puede vender”, subrayan en sintonía con Sara Javadian, secretaria general de la AGL. ” Queremos hacer del Centro el símbolo de resistencia. De la resistencia a “todo lo digital”, al “capitalismo extractivo”, a la pérdida de nuestra libertad que resulta de nuestro consumo digital”, continúa Pascal Warnier.
Este otoño, el Colectivo lanzó una petición que recogió 1.600 firmas. A partir de ahora, aboga por “una moratoria sobre el cierre del centro que permita encontrar una solución duradera”. Su objetivo es que la asociación sin fines de lucro no se disuelva, para que no se pierdan las subvenciones de la Región Valona que permiten financiar tres puestos de trabajo en el Centro.
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El cierre debería realizarse
Contactado por La Libre, la UCLouvain interviene y lo devuelve a la junta directiva de la ASBL. Se mantiene firme en su posición. Recuerda también haber obtenido varias prórrogas del acuerdo marco con la UCLouvain que ya expiró en 2020. También señala que “se estudió en profundidad la hipótesis de una reanudación del fondo y de las actividades del Centro Cerfaux-Lefort por parte de las Bibliotecas de la UCLouvain. , pero no se consideró factible. Finalmente, menciona que el Centro nunca tuvo como objetivo ser una librería de segunda mano. Si el público pudo adquirir allí obras, “es como contribución a los costos de gestión y administrativos” de la organización sin fines de lucro. Por tanto, si alguien pretende abrir una gran librería en el campus, tendrá que crear una nueva estructura, concluye Lambert Isebaert.
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