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La víctima cree que el castigo de su marido/verdugo es demasiado duro: “¡Tu sistema de justicia es una mierda, vete a la mierda!”

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Los dos protagonistas se conocieron en 2010, viven en Auvelais y son padres de 4 hijos. El pasado 23 de agosto, en estado de ebriedad, la imputada quiso concebir un quinto hijo. Ante su condición, su pareja se negó. Siguió un estallido de violencia.

En varias ocasiones, la víctima fue llevada y agarrada: su acompañante había decidido que pasaría la noche afuera. Después de lograr sacar a su esposa, en pijama y descalza, le echó un recipiente con agua fría sobre la cabeza. Cuando finalmente volvió a abrir la puerta, la golpearon, lo que le provocó una fractura de nariz y un hematoma orbital. El acusado declaró el 28 de octubre: “Había bebido dos botellas de vino, además de antidepresivos, somníferos y medicamentos para la presión arterial. No me he sentido bien desde que murió mi padre, quería irme a dormir y olvidarme de todo.

Los hechos, ocurridos en presencia de los niños, se desarrollaron en un contexto marcado por el alcohol y los celos. Si bien el acusado depende de su esposa, le pidió que dejara de trabajar porque tenía miedo de verla irse con otro hombre. “No quería arriesgar mi matrimonio por un trabajo.“, confió la joven, de mejor humor. Si estuvo presente y se convirtió en parte civil, no fue para reclamar dinero, sino para defender a su compañero. Dirigiéndose al tribunal, declaró: “Hay que darle una oportunidad, no es mala persona, si le das condiciones las respetará.

A finales de octubre, el diputado Mascart recordó que la madre había declarado, poco después de los hechos y antes de retractarse de sus declaraciones, que era regularmente insultada, amenazada y que también recibía golpes en ocasiones. “La noche del incidente, a la mujer le sangraba la nariz y el arco y ya no podía abrir uno de los ojos. Fue acogida por una vecina. Preocupado por su madre, uno de los niños salió a la calle en mitad de la noche.

Dirigiéndose a la víctima, el sustituto precisó: “Hay una diferencia entre lo que es y lo que hace. Tus hijos tienen miedo. Te encuentras en el patrón clásico de violencia doméstica. Dices que lo amas, que te preocupas por él, pero si las cosas no cambian, como madre debes proteger a los hijos que has parido.

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