Apenas sale el sol cuando el zoco de Amhirich, en la localidad de Guelmim, despierta con una efervescencia marcada por el ruido de los cascos y el continuo tumulto de las negociaciones. Las telas de colores brillantes ondean con el viento, al igual que el aroma de las especias cuyos puestos se alinean en los pasillos abarrotados.
«Esta es mi tercera visita aquí y todavía estoy sorprendido.», confiesa un turista francés que encuentra de paso por una tienda. Para él, el zoco Amhirich es un auténtico cruce de caminos culturales que merece la pena visitar. Elogia la ciudad y su región, que describe como “fascinante, acogedor y sobre todo lleno de tesoros por descubrir».
Ali Aït Hamdate, guía turístico local, enriquece el relato con detalles sobre la historia del zoco, contando su pasado lejano como caravasar. “Amhirich era un punto de encuentro imprescindible para las caravanas comerciales procedentes del sur que conectaban Marruecos con el resto de África.»
Era el mercado más grande de África para el comercio de camellos y atraía a comerciantes de Argelia, Malí, Chad y muchos otros países. Tras su ampliación hace 30 años, el zoco enriqueció su gama de productos con pabellones especializados. Desde entonces, se ha dedicado un espacio a las verduras, frutas y especias, que ofrecen aromas cautivadores, mientras que un segundo está destinado a los textiles y la confección, enumera nuestra guía del día.
La tercera zona, y la más imponente, ha conservado su vocación original: la de mercado de ganado, acogiendo al ganado, entre cabras y camellos, majestuoso orgullo de la región. Ante un espectáculo así, cuya autenticidad rechaza todo folclore, no es de extrañar que los turistas encuentren motivos de asombro.
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