• A 180 km de Ouarzazate, las gargantas de Todgha, apodadas el “Gran Cañón de Marruecos”, impresionan con sus vertiginosas paredes de piedra caliza que alcanzan los 300 metros de altura. Un paraíso para escaladores y excursionistas, ofrecen un panorama excepcional del valle y del palmeral de Tinghir. Pero hay que tener cuidado con las inundaciones repentinas en caso de fuertes lluvias, advierte la publicación.
• Cambio de escenario con la Duna Blanca en Dakhla, una duna inmaculada que parece flotar sobre las aguas turquesas de la laguna. Un lugar famoso para practicar kitesurf, este sitio se puede descubrir durante la marea baja, cuando los cangrejos violinistas se apoderan del lugar. Desde sus 10 metros de altura, la duna ofrece una vista impresionante de la laguna, clasificada como humedal de importancia internacional.
• Erg Chebbi, con sus majestuosas dunas en tonos rosas y naranjas, es una visita obligada para los amantes del desierto. Accesible en coche, es ideal para una primera experiencia en el Sahara, en particular durante un paseo en camello con vivac. Para evitar aglomeraciones, es mejor favorecer la temporada baja.
Para leer: Las cascadas de Ouzoud se renuevan
• Las cascadas de Ouzoud, a 150 km de Marrakech, son las más espectaculares de Marruecos. Con una longitud de 110 metros repartidos en tres niveles, ofrecen un espectáculo fascinante de gotas iridiscentes por el sol. Un consejo: evita alimentar a los macacos de Berbería, una especie en peligro de extinción.
• La playa de Legzira, al sur de Agadir, seduce con su arena ocre, sus aguas azules y sus acantilados resplandecientes. A pesar de la desaparición de uno de sus dos arcos, el lugar sigue siendo un lugar privilegiado para el paseo. Sin embargo, tenga cuidado al nadar, ya que las corrientes pueden ser fuertes.
• En el parque natural de Talassemtane, cerca de Chefchaouen, el Pont de Dieu es un arco natural que merece la pena visitar. Una caminata permite descubrir este sitio y la riqueza de la fauna y la flora circundante.
• Las cuevas de Hércules, a 14 km de Tánger, son un lugar lleno de leyendas. Estas cavidades naturales ofrecen impresionantes vistas del océano, con una abertura que dibuja el mapa de África al revés.
• La Catedral de Mastfrane, en el Alto Atlas central, es un bloque rocoso que evoca la forma de una iglesia. La ascensión a esta cumbre ofrece un panorama impresionante del SIBE de Tamga, una reserva ornitológica que alberga alrededor de un centenar de especies de aves.
• De difícil acceso, se puede llegar en 4×4 desde M’Hamid a Erg Chigaga, un macizo dunar de 40 km de longitud. Un paseo en camello con vivac le permitirá sumergirse en este grandioso desierto, con sus dunas que pueden alcanzar los 300 metros de altura.
• Por último, la laguna de Naïla, en el corazón del parque nacional de Khnifiss, es un ecosistema único donde conviven dunas de arena y acantilados erosionados. Este santuario ornitológico acoge cada año a más de 25.000 aves migratorias.
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