El documental “Amoonafi” (1H 54), de Bara Diokhané, que ha cambiado su traje de abogado por el de documentalista, induce a error en su título, que sugiere que se trata de la adaptación de una historia. ¡No! A menos que por resbalón pensemos en la historia de una generación. Tampoco en este caso todas las historias son cuentos.
“Amoonafi” es más bien un documental coral en el que cada testigo aporta su nota, arrojando luz sobre la época de los años 70, 80 y 90 con la emoción de los jóvenes artistas y los jóvenes abogados que frecuentaban el mundo de las artes, cruzándose en los mismos cafés del centro de Dakar. Bara Diokhané se erige como el metrónomo de todo lo que se dice sin que la película se convierta realmente en un retrato documental. En lo que nos deja ver la película, Bara Diokhané desempeña un triple papel: el de director menos desordenado que en estas producciones anteriores dominadas por la investigación formal, e incluso experimental (ver, “Si los árboles pudieran hablar”; “Homenaje a Randy Weston ”documental de emergencia en el proceso de fabricación).
“Amoonafi” toma prestada su partitura musical del jazz con el fallecido Billy Congoma como “scat” y su voz con acento goreano y quien fue el primero en llevar a Djibril Diop al escenario. Fue el maestro del Assico, música festiva, basada en el canto, el baile y la percusión que sacó del gueto con el equipo de fútbol Sandial. Billy y su fiel instrumento aparecieron en “Hyènes” de Djibril Diop Mambety. Una especie de regreso al ascensor.
En esta banda sonora, el director Bara Diokhané actúa como un hombre de la cuadrícula que sirve como punto de referencia para los demás oradores del coro que proporcionan una secuencia de lo que se nos da para ver y oír.
Estimulan la historia. El arquitecto cineasta Nicholas Savalo Cissé y su esposa Bineta aportan cierta libertad al marco armónico de la historia. El director Ben Diogaye Beye, que en su momento fue uno de los cineastas emergentes de finales de los 70 y principios de los 80, hoy, con los pies en la tercera edad, aporta una buena dosis de sabiduría a la amargura que quedó arrasada cuando lo destruyó. fue desposeído de su proyecto cinematográfico “Thiaroye Terre Rouge” y cuyo guión escrito en colaboración con Boubacar Boris Diop acaba de ser publicado por la editorial L’Harmattan bajo el título título “Escenario Thiaroye 44 inédito”. El imprescindible Issa Samb Jo Ouakam, colorista, se deja llevar por sus improvisaciones gestuales y su brío deliberadamente hermético. A caballo entre el arte musical y el ámbito jurídico, Youssou Ndour, una de las principales figuras de la música senegalesa, se desplaza entre los ponentes.
Amoonafi es también una película dual que teje puentes entre las diferentes partes donde aparecen los vestidos negros, que recorren la lucha de los jóvenes abogados de estos años de agitación, algunos de los cuales se convirtieron en coleccionistas de arte. Maître Doudou Ndoye, jurista emérito, Maître Leity Ndiaye entre otros. Y otra parte destacando la marcha de las artes visuales y musicales con sus cabezas de cartel: Mor Faye, Youssou Ndour, artista visual y compañía Zulu Mbaye a los que rápidamente se unió Baba Wane, ex Ministro de Cultura.
“Amoonafi” es un documental que rompe barreras entre las artes, combinando archivos, recortes de prensa, músicos, cineastas, artistas visuales, museólogos, coleccionistas, galeristas, textos poéticos, todos recorriendo una época en forma de una Jam session cerrada por el inmemorable Doudou Ndiaye Rose, baterista excepcional. Una película impactante.
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