El Mediterráneo perdió el 70% de su agua hace 5,5 millones de años, en un espectacular secado debido a un periodo de cierre del Estrecho de Gibraltar, según un estudio publicado el lunes. El estrecho paso marítimo, que separa España de Marruecos, juega un papel esencial en este ecosistema.
De hecho, los ríos que abastecen de agua dulce al Mediterráneo son demasiado escasos para compensar la evaporación del agua del mar. Este desequilibrio se compensa con el intercambio de agua entre el mar y el océano Atlántico a través del estrecho. En la superficie, el agua del Atlántico desemboca en el Mediterráneo; en profundidad, el agua del Mediterráneo –más salada– sale hacia el Atlántico.
Si este paso se bloqueara hoy, se produciría un descenso del nivel del mar “de aproximadamente 0,5 metros por año”, recuerdan los autores del estudio publicado en Nature Communications.
Esto es lo que ocurrió, entre 5,97 y 5,33 millones de años a.C., al final del Mioceno. El bloqueo del estrecho, debido en particular a los movimientos de las placas tectónicas, limitó los intercambios de agua entre el Mediterráneo y el océano Atlántico, lo que provocó una concentración de sales en el mar.
Una capa de sal de 2-3 km de espesor.
Este episodio, denominado “crisis de salinidad de Messina”, en referencia a la ciudad italiana de Messina, dejó huellas visibles: el fondo del Mediterráneo está “cubierto por una capa de sal de hasta 2-3 km de espesor”. y asciende a un millón de kilómetros cúbicos, explica a la AFP Giovanni Aloisi, investigador del CNRS y geoquímico del Instituto de Física Globo.
Pero hasta ahora se sigue debatiendo el alcance de la caída del nivel del mar durante esta crisis. “Algunas hipótesis decían que el nivel del Mediterráneo prácticamente no había bajado, otras que el mar prácticamente se había vaciado”, subraya Giovanni Aloisi, director del estudio. Gracias al análisis de los isótopos de cloro contenidos en las sales extraídas del fondo del Mediterráneo, se demuestra que este episodio en realidad se desarrolló en dos etapas.
Durante una primera fase, de unos 35.000 años, el Mediterráneo estuvo “lleno de agua, como ahora”, pero el estrechamiento del Estrecho de Gibraltar “dificultó un poco la salida del agua salada hacia el Atlántico”, provocando una acumulación de sales en su parte oriental y tornando el mar salobre, detalla el investigador.
Sólo sobrevivieron los microorganismos.
La segunda fase fue mucho más corta: alrededor de 10.000 años. El estrecho quedó “completamente cerrado”, el Mediterráneo quedó “separado” del Atlántico y se interrumpieron los intercambios de agua con el océano, continúa. Entonces las sales se acumularon por todas partes y el mar se secó.
El nivel del agua descendió entre 1,7 y 2,1 km en su parte oriental y aproximadamente 850 m en su parte occidental. En total, la cuenca mediterránea ha perdido el 70% de su volumen de agua. Hasta que se vuelva a abrir el Estrecho de Gibraltar y el mar se vuelva a llenar.
Esta desecación tuvo consecuencias espectaculares sobre el paisaje y la biodiversidad del Mediterráneo, donde luego desovaban peces y cetáceos. “Sólo los microorganismos pueden vivir con tales niveles de salinidad”, señala Giovanni Aloisi.
Aumento de la actividad volcánica
En la parte occidental, el descenso del nivel del mar habría provocado la formación de un puente terrestre que conectaría África y Europa. Esto habría permitido “la colonización de Baleares por mamíferos” procedentes del continente –cabras, roedores y conejos–, como demuestran estudios anteriores, añade.
La caída del nivel del mar también habría modificado la circulación atmosférica en la cuenca mediterránea. E incluso un aumento de la actividad volcánica en la región.
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(afp/er)
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