A falta del más mínimo éxito político, la Agrupación Nacional (RN) se limita a celebrar sus reveses. Reunidos el martes 12 de noviembre en un salón parisino con motivo de la fiesta de presentación del libro de su presidente, Jordan Bardella, varios diputados brindaron por el rechazo, unas horas antes, por parte de la Asamblea Nacional, de la primera parte del proyecto de ley de finanzas (PLF). para el año 2025. Los funcionarios electos de extrema derecha bien pueden exagerar su alegría por enterrar un texto que “hurga en el bolsillo de los franceses” después de su “Transformación de la izquierda en asilo fiscal”esta votación – y la posterior toma del presupuesto por parte del Senado – selló el fracaso de RN y su estrategia de presión sobre el gobierno de Michel Barnier.
Apenas entrando en Matignon, el 5 de septiembre, el Savoyard había sido colocado “bajo vigilancia” par l’ex-Frente Nacional. “Ya nada se puede hacer sin nosotros”proclamó Jordan Bardella, después de haber bloqueado a otros candidatos a la dirección del gobierno (Bernard Cazeneuve, Thierry Beaudet, Xavier Bertrand). Con Michel Barnier, la RN toleró a un adversario que probablemente –según el movimiento– serviría a sus intereses a corto o incluso medio plazo. A falta de una mayoría en la Asamblea Nacional, ¿no debería el ex comisario europeo deber su supervivencia al respeto de la “líneas rojas” decretado por la líder de los diputados RN, Marine Le Pen, sobre la forma -abriendo la puerta a las discusiones gubernamentales- y el fondo -concediendo varias de sus solicitudes en materia de seguridad o inmigración?
Sería un eufemismo decir que Michel Barnier se ha liberado de esta amenaza. Su método de gobierno mantiene a la RN al margen del poder. En un otoño monopolizado por los textos presupuestarios, la extrema derecha, por el momento, nunca ha influido en las posiciones del ejecutivo; o sin poder aprovecharlo. Las pocas enmiendas votadas durante la sesión fueron barridas por el rechazo de la parte de ingresos del PLF. Y cuando el gobierno aceptó un cambio radical –en la indexación de las pensiones– dejó que otros (Laurent Wauquiez, líder de los diputados del partido Les Républicains) asumieran la responsabilidad.
“Viaja por mi mente”
Durante sus primeros meses en Matignon, Michel Barnier prescindió de la extrema derecha, al igual que de la izquierda. Es más, mostrando poco más respeto por sus exigencias de fondo que por las de forma. El RN, que se negó a ser tratado. «ni siquiera»nunca ha sido consultado sobre textos gubernamentales; y cuando los suyos estaban en la agenda –el 31 de octubre, durante el nicho parlamentario del partido– sólo recibieron una estricta oposición de los ministros, recibidos por los autores como un más “marca de desprecio”. Tal como están las cosas, a la RN le resulta difícil justificar por más tiempo la no aplicación de la sanción prometida a un Primer Ministro sordo a sus exigencias: la censura. “Se mueve por mi mente, buenas intenciones. [du premier ministre] seguían siendo promesas en gran medida incumplidas”advirtió Marine Le Pen el 12 de noviembre.
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