Un informe publicado por el Real Instituto de Estudios Estratégicos (IRES), que inició una reflexión sobre el futuro del bosque marroquí en un contexto marcado por la aceleración del cambio climático, arroja conclusiones alarmantes. Según este documento, los recursos forestales del país, es decir su fauna y su flora, están gravemente degradados debido a una tala excesiva, legal o ilegal, que a menudo supera la capacidad de regeneración natural de los bosques.
El informe IRES incluye el análisis de una veintena de expertos en los campos de la silvicultura, el cambio climático y el desarrollo sostenible, complementado con una encuesta en línea en la que la mayoría de los encuestados son expertos, profesores académicos o actores de campo “tener un buen dominio de este tema“. Según los resultados de la encuesta, el 47% de los encuestados consideró que los bosques se encuentran en una “malo o muy malo“, mientras que alrededor del 50% consideró que los bosques se encuentran en una “PROMEDIO».
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La degradación de los bosques marroquíes, que persiste desde hace décadas, se manifiesta por una reducción de la densidad de árboles y la transformación de los ecosistemas, como resultado de diversos factores naturales y humanos, explican los expertos.
Estos últimos citan en particular el pastoreo excesivo, la tala criminal y anárquica de madera, la tala de árboles, la urbanización y el desarrollo de infraestructuras, o incluso el desmonte de tierras y los incendios. También se mencionan los ataques de parásitos, el incumplimiento de las normas forestales y, en ocasiones, la aplicación de una silvicultura inadecuada (mantenimiento de los bosques con vistas a su explotación comercial).
El daño del pastoreo excesivo
Los bosques proporcionan recursos forrajeros de libre acceso durante todo el año para todo tipo de ganado. Esta gratuidad conduce al sobrepastoreo de los recursos silvopastoriles, situación agravada por los contratos de asociación entre poblaciones locales e inversores externos a las comunidades de usuarios. Los expertos también deploran el abandono de prácticas pastoriles tradicionales, como la trashumancia y la rotación de pastos (Agdal), que ha contribuido a la sobreexplotación del espacio pastoril en el bosque y fuera del bosque, particularmente durante los períodos de escasez.
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Esta situación se ve amplificada por varios factores, incluida la insuficiencia de las leyes sobre el uso de la tierra, la incertidumbre sobre los derechos de propiedad, la falta de coordinación entre los actores, la creciente sedentarización de los rebaños y la conversión de tierras de pastoreo en tierras agrícolas.
Estas prácticas abren el camino a otras formas de degradación, como la proliferación de parásitos y la erosión hídrica, agravadas por la reducción de la cubierta vegetal. “En resumen, el cambio climático con una aridificación confirmada del clima y la evolución social, asociada a las diversas limitaciones encontradas en la gestión forestal, han llevado a una amplificación de los factores de degradación de los ecosistemas forestales en las últimas décadas.», subraya el IRES. “Como resultado, el bosque, que es un espacio multifuncional al servicio de una diversidad de actores, con intereses a menudo divergentes, sigue sufriendo las repercusiones de esta situación, pagando un alto precio.», concluye.
9 millones de hectáreas de bosques
La superficie forestal marroquí cubre, según las estadísticas oficiales de la Agencia Nacional del Agua y de los Bosques, 9 millones de hectáreas, de las cuales 5,8 millones de hectáreas son formaciones forestales y 3,2 millones de hectáreas de capas alfa. Estos bosques, en su mayoría de propiedad estatal, contienen alrededor de cuarenta ecosistemas terrestres. Además de los bosques que pertenecen al dominio forestal estatal, hay bosques con otras categorías territoriales, principalmente los de comunidades étnicas bajo la supervisión del Ministerio del Interior, así como bosques privados que se extienden sobre unas 500.000 hectáreas.
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La tasa media de forestación ronda el 8%, con disparidades notables según las regiones forestales y los contextos bioecológicos: el 40% en el Rif, alrededor del 30% en la región del Medio Atlas y sólo el 4% en las provincias del sur.
Los ecosistemas forestales también incluyen áreas reservadas para la protección in situ de la biodiversidad, como sitios de interés biológico y ecológico, parques nacionales, reservas naturales, reservas de biosfera y humedales de importancia internacional. “Estos ecosistemas albergan una notable biodiversidad, ocupando el segundo lugar en el Mediterráneo, y tienen una gran importancia ambiental, social y económica.», señala el IRES.
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