Reportaje
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Delegaciones de todas las fábricas francesas se reunieron el miércoles 13 de noviembre para denunciar el cierre de las fábricas de Cholet y Vannes, mientras se celebraba una reunión extraordinaria del Comité Central Social y Económico. Los sindicatos denuncian una “fuga industrial” mediante una estrategia de deslocalización
Los “baberos” de toda Francia se reunieron este miércoles 13 de noviembre al mediodía en la Place du 1er-Mai de Clermont-Ferrand, antes de marchar hacia la plaza de la sede de Michelin, la Place des Carmes. La detonación de los petardos, el rojo de las bombas de humo y los gritos de los manifestantes ilustran su enojo por el cierre anunciado de las instalaciones de Cholet y Vannes, que está causando gran preocupación entre todos los empleados del grupo en Francia. “Lo único que les importa a los directivos son los beneficios y los dividendos para los accionistas, denuncia un panfleto de la CGT. No les importa si arruinan cientos de vidas y familias”. Estos cierres se producen después de varios cierres de plantas en Alemania, Estados Unidos y China, en nombre de una disminución de la producción y la competitividad. “A pesar de estos cierres, Michelin sigue prosperando: el grupo pretende obtener 3.400 millones de euros de beneficios en 2024, una cifra similar a la de 2022”. dice Serge Allègre, secretario federal de la Fnic-CGT, la rama química del sindicato. “Michelin lleva años preparando su fuga industrial. Creó las mismas empresas en Asia, Europa del Este y América del Sur”. “Es el ejemplo del capitalismo feroz: Michelin, lejos de ser
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