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Ante el riesgo de otro corrimiento de tierra, el pueblo de Brienz, en los Grisones, se prepara para una evacuación

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El deslizamiento de la parte superior del pedregal sobre Brienz, en los Grisones, se ha acelerado considerablemente. Hasta 1,2 millones de m3 de rocas podrían desplazarse hacia el pueblo, anunció el municipio de Albula. El personal municipal prepara una evacuación preventiva. Si el macizo rocoso en movimiento alcanza una gran velocidad, podría deslizarse más allá del abanico aluvial existente y alcanzar todo el pueblo. Por motivos de seguridad, el Estado Mayor decidió pasar a la “fase amarilla”. Sin embargo, aún no se ha fijado el momento de la evacuación, como se aclaró el sábado.

Las mediciones del servicio de alerta temprana mostraron que la parte superior del pedregal se movía a un ritmo que a veces superaba los 30 centímetros por día desde la segunda quincena de septiembre. Se espera una calma en la situación, pero no se puede descartar un colapso, según el personal municipal. Podría deberse a nuevas precipitaciones, a un deslizamiento de rocas desde lo alto del pedregal o a la velocidad del deslizamiento. La dirección municipal tiene la intención de informar a la población sobre la situación actual y las medidas previstas para el sábado por la tarde en Tiefencastel. Estarán presentes expertos en geología y peligros naturales, así como funcionarios del cantón de Graubünden.

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Enorme flujo de escombros en 2023

La última evacuación de Brienz se remonta al 12 de mayo de 2023: hasta dos millones de metros cúbicos de roca amenazaban con desplomarse de la ladera de la montaña que domina el pueblo, el equivalente a 2.000 casas individuales. La noche del 16 de junio de 2023, 1,2 millones de metros cúbicos de roca se desprendieron formando un enorme flujo que se detuvo justo antes del pueblo. A principios de julio de 2023, los habitantes de Brienz pudieron regresar a sus hogares.

A mediados de marzo de 2024, unos miles de metros cúbicos de roca se desprendieron de nuevo sobre la ciudad, sin afectar al pueblo. La meseta, un estrato de terreno de 5 millones de m3 que domina el pueblo, se desliza hacia el valle a un ritmo de 4,3 metros por año y se han formado nuevas grietas. Se desprendieron partes de la pared. En mayo de este año, fuertes lluvias provocaron un aumento del desprendimiento de rocas por este deslizamiento. Pero el pueblo se salvó.

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