El canciller Olaf Scholz destituyó a su ministro de Finanzas, Christian Lindner, acusado de haber desestabilizado la coalición tripartita. Todos los ministros liberales abandonarán el gobierno.
Corresponsal en Berlín
Reconocida por su vigor y estabilidad, la democracia alemana está tambaleándose. Después de más de un año de conflictos y a pesar de encarnizadas discusiones de última hora, los tres socios que hoy forman la coalición de gobierno liderada por Olaf Scholz se vieron obligados a separarse, abriendo así el camino a elecciones legislativas anticipadas. El divorcio acabó en forma de despido del Ministro de Finanzas, Christian Lindner, que fue destituido por decisión de la Canciller.
El propio presidente del FDP provocó hace unos días un inicio de ruptura, al pedir un giro radical en la política económica del gobierno, incompatible con el contrato de coalición fundacional que los tres habían firmado a finales de 2021. “El Ministro de Finanzas no muestra ningún deseo de implementar nuestra política económica por el bien de nuestro país dentro del gobierno federal. Ya no quiero imponer ese comportamiento a nuestro país”. -declaró Olaf Scholz, dejando voluntariamente manifestar su ira y acusando a su ministro “egoísmo”. “Con demasiada frecuencia ha bloqueado la legislación de manera inapropiada y ha utilizado tácticas partidistas mezquinas”. añadió.
La aventura de la coalición tripartita tricolor –por primera vez en la historia parlamentaria del país– terminó así en acritud. “Olaf Scholz ha demostrado que no tiene la fuerza para permitir que nuestro país comience de nuevo”. Christian Lindner respondió secamente.
Por un momento, la elección de Donald Trump a la Casa Blanca – que corre el riesgo de amenazar la estabilidad transatlántica – sugirió que los ecologistas, el SPD y el FDP adoptarían un reflejo de unión ante la adversidad. No sucedió. Durante su primer mandato, el multimillonario atacó a Alemania, acusándola de no gastar lo suficiente en la OTAN. Como resultado, el futuro presidente aislacionista llegará al poder en un momento en que la mayor economía de Europa está experimentando una de las crisis políticas más graves de su historia. “Este no es un buen día para Alemania ni para Europa. Pero seguiremos asumiendo nuestras responsabilidades”. al menos a corto plazo, prometió el vicecanciller verde, Robert Habeck, también ministro de Economía y Clima.
Tras el anuncio de la destitución de Lindner, todos los ministros liberales anunciaron que dejaban el gobierno. “Los demás ministros del FDP explicaron que iban a presentar sus dimisiones al canciller y al jefe de Estado”declaró a la prensa el presidente del grupo parlamentario del movimiento, Christian Dürr.
Un evento raro
Es raro que en Alemania las coaliciones se desmoronen; el precedente más notable se remonta a 1982, según el mismo escenario que se repite hoy. En aquel momento, el Partido Liberal, liderado por el entonces Ministro de Economía, Otto Graf Lambsdorff, ya había provocado la ruptura, obligando al Canciller socialdemócrata Helmut Schmidt a dejar su cargo. Helmut Kohl (CDU) llegó al poder poco después.
Profundamente desestabilizado por la invasión rusa de Ucrania, que puso en duda el suministro barato de energía rusa a Alemania, el gobierno muy rápidamente mostró signos de fragilidad. En el proceso, los tres partidos en el poder sufrieron fuertes reveses electorales. En particular, el FDP ha desaparecido de varios parlamentos regionales. Su Ministro de Finanzas, partidario de una estricta disciplina presupuestaria, pronto se vio enfrentado al deterioro de las finanzas públicas.
Una sentencia del Tribunal Constitucional de noviembre de 2023, que cuestionaba la política presupuestaria del gobierno, marcó el principio del fin. El miércoles, Olaf Scholz habría ordenado a su Ministro de Finanzas –según su último relato– abandonar las salvaguardias presupuestarias. El SPD y los Verdes lo ven como un freno al crecimiento, algo inadecuado en tiempos de recesión, según ellos. “No podía aceptar esto porque habría sido una violación de mi juramento”dijo Christian Lindner.
El balón está ahora en manos del Bundestag. A petición de la canciller, los parlamentarios decidirán el 15 de enero si aceptan una votación anticipada antes de la fecha teórica de septiembre de 2025. En caso afirmativo, las elecciones podrían tener lugar en marzo, casi dos meses después de la toma de posesión de Donald Trump. Después de Francia y del episodio de la disolución de la Asamblea Nacional, ahora se abre un nuevo capítulo político en nuestro vecino del otro lado del Rin.
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