Donald Trump logró este miércoles su apuesta de regresar a la Casa Blanca, una clara victoria que está causando conmoción en Estados Unidos y en todo el mundo.
El regreso del republicano es tanto más extraordinario cuanto que su tercera campaña estuvo marcada por dos intentos de asesinato, cuatro acusaciones y una condena penal.
Su victoria fue clara y rápida: el expresidente ganó los dos estados en disputa de Carolina del Norte y Georgia en unas pocas horas, antes de que Pensilvania y Wisconsin sirvieran como su último trampolín.
Incluso antes de que fuera oficial, el republicano recibió una lluvia de felicitaciones de funcionarios extranjeros, desde Emmanuel Macron hasta Volodymyr Zelensky.
– Vendar heridas –
Tras dejar la Casa Blanca sumida en el caos, el tribuno logró, como en 2016, convencer a los estadounidenses de que comprendía mejor que nadie sus dificultades cotidianas.
O mejor, en cualquier caso, que la vicepresidenta demócrata Kamala Harris, que dirigió una campaña relámpago tras la espectacular retirada de Joe Biden, sin que su mensaje centrista de unidad movilizara suficientemente, frente a las diatribas de su rival sobre la inflación y la inmigración.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca sumerge a millones de estadounidenses con gorras rojas en la euforia y a tantos otros en el miedo, traumatizados por su retórica cada vez más amarga, especialmente hacia los inmigrantes.
¿Cómo reconciliar estas dos Américas que están separadas por todo y que gritan “¡USA!”, “¡USA!” “¡EE.UU!” con definiciones polares opuestas?
Al prestar juramento el 20 de enero, le corresponderá al republicano curar las heridas de este país completamente al límite.
En su discurso de victoria, Donald Trump hizo un llamado a la “unidad”, instando a los estadounidenses a dejar “atrás las divisiones de los últimos cuatro años”.
Durante su campaña, sin embargo, atacó a su rival con insultos, acusó a los inmigrantes de “envenenar la sangre del país” y se burló de sus rivales.
– Expulsiones, forrajes, impuestos –
¿Cómo será una presidencia de Trump 2.0?
La pregunta fascina y obsesiona, en Estados Unidos y en el extranjero.
El multimillonario propuso la “mayor operación” jamás vista para deportar inmigrantes, el primer día de su mandato.
Muy crítico con los miles de millones de dólares destinados a la guerra en Ucrania, prometió resolver este conflicto incluso antes de prestar juramento, una perspectiva que hace sudar frío a Kiev.
La guerra en Oriente Medio también se resolverá, asegura el magnate inmobiliario, sin explicar tampoco cómo.
El republicano, notorio escéptico sobre el clima, se ha comprometido a cerrar de nuevo de golpe la puerta al Acuerdo de París y a perforar en busca de petróleo “a cualquier costo”.
En cuanto a la economía, Donald Trump quiere “robar empleos a otros países” mediante recortes de impuestos y aranceles aduaneros.
Sigue siendo mucho más vago en lo que respecta al derecho al aborto, considerablemente debilitado por los jueces del Tribunal Supremo a los que se enorgullece de haber nombrado.
Pero en este tema, como en muchos otros, el carácter impredecible del tormentoso septuagenario alimenta todas las especulaciones.
– ¿Ministros de Elon Musk? –
Los demócratas están preocupados por sus crecientes amenazas contra un “enemigo interno” y su sed de venganza.
Las cancillerías europeas llevan meses intentando penetrar en la red muy opaca del republicano para evitar ser tomadas por sorpresa como en 2016, cuando la tribuna subió a la cabeza de Estados Unidos con un alboroto inimaginable e intimidó a los aliados.
El nuevo presidente podrá confiar en el Senado, que los republicanos arrebataron de la noche a la mañana a los demócratas. Y su triunfo será completo si su partido conserva la Cámara de Representantes.
Se han filtrado pocos detalles sobre el casting de la futura administración Trump.
Con una notable excepción: el expresidente dijo que confiaría la responsabilidad de una gran auditoría del Estado estadounidense al multimillonario Elon Musk, que gastó más de 110 millones de dólares de su fortuna en la campaña del republicano.
– ¿Y ahora? –
Al elegir a Donald Trump, los estadounidenses han decidido poner al frente de la primera potencia mundial a un hombre de 78 años, que en enero se convertirá en el presidente de Estados Unidos de mayor edad en prestar juramento.
Un reincidente, cuya sentencia deberá cumplirse el 26 de noviembre, en un caso de pagos ocultos a una estrella de cine porno.
Todavía es demasiado pronto para decir qué efecto tendrá su elección en sus tormentos judiciales, que corre el riesgo de ir a prisión en varios casos. O cómo reaccionarán sus oponentes políticos, que llevan meses preocupados por su regreso al poder.
A diferencia de Donald Trump, que boicoteó la ceremonia de toma de posesión de Joe Biden, el presidente demócrata ya se ha comprometido a participar en la ceremonia del republicano y, según su portavoz, a una “transferencia pacífica del poder”.
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