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La diáspora marroquí: una ventaja para el nuevo libro Marruecos-Francia

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Hace unos meses escribí que Marruecos es el Rey y que el Rey es Marruecos, porque la mayoría de las elites extranjeras, particularmente francesas, no entendían el funcionamiento de nuestro país, nuestra relación con la monarquía, nuestra búsqueda de soberanía y la lucha por nuestra causa nacional.

Más que una disputa de siete años, se ha instalado un desencanto entre Marruecos y Francia. No volveré aquí a los elementos fácticos y emocionales de esta ruptura de la comunicación. Era hora de que Francia, a través de su presidente, Macron, se recuperara y comprendiera que no podemos anticiparnos a la historia de un país de 1.200 años, ignorar su emancipación y el papel del poder económico y político y de la diplomacia. ahora juega en un continente africano que cambia rápidamente.

Saber aprovechar la oportunidad y demostrar humildad y realismo político son algunas de las cualidades de liderazgo necesarias para liderar un país.

En este sentido, esta visita de Estado fue excepcional – dado su alto nivel de protocolo – pero también fue un éxito en una escala inmaterial que no dice su nombre. En efecto, más allá de los 10 mil millones de euros de contratos firmados, hay que mirar y sentir lo que no se dijo ni se firmó: el respeto, una fraternidad redescubierta, diría incluso un afecto y una emoción que se pueden leer en los rostros de todas las partes. Esta emoción “chiraquiana” que había hecho única la relación Marruecos-Francia.

Al escuchar los medios de comunicación extranjeros, nuestro país goza de una imagen de seriedad, la de un país que cuenta, a pesar de sus dificultades, y sobre todo de un país que no tiene ni petróleo ni gas, pero que ha logrado su transformación desde hace 25 años.

Su Majestad el Rey Mohammed VI siempre ha estado comprometido con el largo plazo y tiene razón. Francia lo ha entendido bien y desde hace mucho tiempo. Al hablar de escribir un libro nuevo, y no sólo una página, nos devuelve a esta visión de largo plazo, porque sabe que escribir un libro no se puede improvisar: hay que pensarlo y documentarlo, para que la historia contada reúne lo que está disperso. Y, naturalmente, debemos identificar a quienes contribuirán a escribir este nuevo libro con varias manos.

De hecho, es inimaginable considerar que este nuevo libro pueda escribirse con la misma lógica, las mismas personas en ambos lados. Sí, el mundo ha cambiado, las expectativas de los ciudadanos han evolucionado significativamente y la velocidad de ejecución se ha convertido en un imperativo.

Se necesitará más liderazgo y capacidad para dar sustancia a este nuevo libro que llega en un momento particular de la historia de nuestro país y de su relación con Francia.

Con este espíritu de contribución deseo incluir en este nuevo libro el papel de nuestra diáspora, en particular el de Francia y el de aquellos que regresaron a Marruecos.

Como destacó Su Majestad en agosto de 2022, la relación con nuestra diáspora debe cambiar radicalmente. Esto está lejos de formar un bloque monolítico, por lo que requiere un enfoque multidimensional y segmentado.

Esta hoja de ruta está muy retrasada y, por mi parte, creo que ha llegado el momento de presentarla, explicarla y desplegarla.

Los miembros de la diáspora presentan nuevos perfiles: se han convertido en trabajadores administrativos con talentos diversos y, sin duda, todos desean Marruecos. La verdadera pregunta entonces es: ¿existe un deseo de diáspora por parte de las instituciones y, más ampliamente, por parte de la sociedad? Hasta la fecha, no puedo responder a esta pregunta salvo decir que, desde hace 25 años, Su Majestad el Rey Mohammed VI se ha pronunciado afirmativamente sobre este punto.

Hoy más que nunca, la diáspora es un objeto político, económico e influyente que debemos poner a disposición de nuestro país. De ahí la necesidad de elaborar una nueva doctrina de largo plazo y no con una visión de corto plazo. Para que en este nuevo libro se escriba un capítulo entero con Francia en particular, pero que pueda servir de referencia con otros países.

Desde la llegada de Su Majestad el Rey Mohammed VI, la diáspora marroquí se ha interesado mucho por todas las formas de desarrollo en su país de origen y, por tanto, se plantea legítimamente la cuestión de un retorno o de un proyecto de inversión, o incluso ambos. En todos los casos muestra una voluntad real de contribuir a este nuevo proyecto social. Surge entonces la siguiente pregunta: ¿cuál es la oferta de Marruecos para atraer talento e inversores de la diáspora? Éste es el verdadero desafío que debemos afrontar colectivamente.

Es un eufemismo decir que el mundo ha cambiado y que los avances observados afectan no sólo a nuestro entorno, nuestras cuestiones económicas, políticas y sociales, sino también a nuestros comportamientos y nuestras expectativas. La diáspora marroquí ha evolucionado y su visión del país de origen ha cambiado profundamente, especialmente por parte de las generaciones 2.0.

Por eso, en este nuevo libro, nuestro país tiene la oportunidad de dar una mirada completamente diferente a su diáspora para movilizarla de manera inteligente y, sobre todo, eficaz en el tiempo. Es un verdadero puente entre los bancos.

Todos los actores que trabajan en la diáspora, las cancillerías marroquíes en los países de acogida, las cancillerías extranjeras en Marruecos y las regiones, tendrán que movilizarse más para crear condiciones reales para la integración aquí y en los países de acogida. Las diásporas son verdaderos intermediarios entre culturas.

Se nos abre una nueva era, aprovechémosla para inventar nuevas iniciativas.

Hemos creado todos los mecanismos posibles imaginables y todas las instituciones han puesto su granito de arena para seducir y hacer su marketing. La verdadera dimensión que falta en todo esto es el humanismo, la autenticidad y la estrecha relación que debemos crear con esta comunidad. Necesitamos poner sinceridad en nuestros mensajes y en nuestras acciones. La congruencia es esencial. Teniendo esto en cuenta, con el tiempo lograremos que nuestra diáspora quiera contribuir más.

Aquí debemos demostrar que todos queremos hacer cosas y vivir bien juntos para servir al interés supremo de nuestro país.

Colectivamente, cada uno en su papel, debemos traducir el rumbo que Su Majestad el Rey Mohammed VI acaba de marcar para establecer una dinámica nueva, original y sobre todo disruptiva al servicio de una diáspora en busca de sentido y reconocimiento. Se requiere una nueva narrativa.

Una diáspora que puede y debe desempeñar su papel en la poder blando de nuestro país. Y es en este capítulo donde nuestra diáspora debe contribuir en este nuevo libro.

Par Jamal Belahrach

11/05/2024 a las 09:02

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