Israel dice que quiere neutralizar a Hezbollah proiraní en el sector, contra el que está en guerra abierta desde hace más de un mes, y alejarlo de la frontera, para permitir el regreso de los residentes del norte que han huido de su incesante fuego durante un año.
Hezbolá, por su parte, acusa al ejército israelí de aplicar “una política de tierra arrasada” y de querer crear una “tierra de nadie” en la frontera.
Un vídeo de Meiss el-Jabal muestra enormes explosiones cerca de un hospital, que fue evacuado según el alcalde Abdel-Moneem Choukair.
“El 70% de Meiss el-Jabal está destruido”, dijo a la AFP, aunque la localidad cuenta con unas 1.200 casas.
Dijo que la aldea había sido abandonada por sus habitantes, pero que cuatro personas, de entre 85 y 90 años, seguían atrapadas allí esperando ser rescatadas por la Cruz Roja y el ejército libanés.
En una declaración del lunes, el primer ministro libanés Najib Mikati denunció los “crímenes de asesinato y destrucción” israelíes.
A finales de octubre, la agencia de noticias libanesa Ani enumeró siete aldeas fronterizas donde las fuerzas israelíes dinamitaron casas día tras día.
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